Juanmi, “el regalo que la vida nos dio”

Algo pasaba el viernes 13 en la Iglesia de San Ildefonso. En el salón parroquial ensayaba un coro con gente esperando en la puerta a las 7 de la tarde. Hermanos de la cofradía del Perdón entrando y saliendo y don Ramón  listo para la misa. Era por Juanmi, del que decía en la homilía tras el Evangelio don Ramón: “El regalo que la vida nos dio”. Sus hermanos a la puerta me informaron de la muerte del ‘pequeño’ de la casa y la iglesia abarrotada demostraba que era un ser querido por todos. Su huella imborrable estaba presente. Don Ramón, en 45 minutos, nos regaló la vida de Juanmi y nos acercó un poco más a Dios.

Pero, ¿quién era este hombre tan señalado por todos? Su hermano José Ramón lo presenta en sociedad para que nadie se lo pierda. Se llamaba Juan Miguel Martínez García, nació el 9 de febrero de 1968 en Almería y falleció el 13 de junio de este año.

Qué bien hablan de él, se ha llenado la iglesia.

Exactamente, lo queríamos todos mucho. Ha dejado huella y eso es lo bonito, pero estamos destrozados con su marcha. San Ildefonso y su Cristo del Perdón ya lo tienen en el Cielo.

La ficha técnica de Juanmi es sobresaliente.

Nació en la calle Santa Filomena, en el camino de los Depósitos, estudió en la SAFA (Sagrada Familia), junto a su gran amigo Alfredo Casas y David Hernández, técnico de la SER.

Un hombre de fe como todos los hermanos.

Y tanto, formó parte del grupo de la parroquia de San José con teatro, coro, visitas a residencias de mayores, repartiendo juguetes, haciendo de Rey Mago en Navidad. Siempre llevando felicidad a todos.

Hermano del Perdón.

Con su mujer y su hijo participando siempre de la vida de la hermandad y ayudando a los necesitados. Transmitir su sentimiento de fe entre los que lo rodeaban era uno de los grandes valores de Juanmi.

En el trabajo lo adoraban.

Pepi y su hijo eran lo primero. Su familia, sus hermanos de la cofradía y el trabajo al que se entregaba, y sus jefes estaban muy contentos con su trayectoria. Educado, cariñoso, amable, simpático, siempre tenía buenos consejos. Trabajaba en la Gestoría Mesa Puga.

Nadie se lo esperaba.

La muerte lo alcanzó por sorpresa. Soñaba junto a su esposa y cuñados marcharse de vacaciones al día siguiente y de pronto...

Viaje a la eternidad.

De la Riviera Maya a estar de cuerpo presente con una inmensa paz que transmitía a todos. Era un santo que no merecía este final pero como dice don Ramón vamos a quedarnos con lo bueno y Juanmi ha sido “el regalo que la vida nos dio”.

¿Era un hombre feliz?

Los que tuvieron la suerte de conocerlo y compartirlo no lo dudan, ya que todo lo que hacía era con un inmenso amor y se le notaba su formación religiosa que destacaba por encima de todo. Muy generoso.

Lo conocía todo el mundo.

Después del funeral tenía cita en el ayuntamiento. Pedí disculpas a la funcionaria y le dije que había muerto mi hermano. Fue decir Juanmi y se armó un revuelo porque todos lo conocían y me emocioné mucho.

Y en la misa funeral.

El sacerdote don Juan José Martínez Campos, que era muy amigo de mi hermano, nos emocionó a todos diciendo: “No estéis tristes y dad gracias a Dios por haber disfrutado todos estos años de la presencia de Juanmi.

Juanmi somos todos...

A tenor de las muestras de cariño, la familia tenemos claro que la vida y la obra de mi hermano perdurará en el tiempo y su mujer y su hijo la van a continuar sin duda.

¿Se van los mejores?

No cabe duda de ello porque Juanmi ha sido un ejemplo para todos y su vida ha sido demasiado corta porque siempre estaba proyectando y ayudando a los demás.

Y sin despedirse.

Todo ha sido tan rápido y tan doloroso que tenemos el nudo en la garganta.

¿Qué le diría a Juanmi si le estuviera oyendo?

Orgullosos tus dos hermanos y hermana de que nuestro hermano pequeño haya sido una buena persona siguiendo las enseñanzas de nuestros queridos padres, que seguro estarán contigo disfrutando de la paz eterna junto a nuestro Señor. Tu hijo es nuestro regalo.