Adiós a una icónica peluquería de Almería tras 40 años

Almería capital se despide de uno de sus negocios más queridos. La Peluquería Amparo Artero, situada en la calle César del barrio de San Félix, dice adiós tras más de cuarenta años. Un negocio de clientela fiel que ha acogido a varias generaciones de almerienses, y que deja un hueco tanto para quienes se pusieron en manos de Amparo en última instancia como para quienes le han acompañado desde el primer día. “Yo he visto a generaciones pasar por mi negocio. Hay clientas que se han alegrado mucho por esta nueva etapa, aunque están preocupadas porque ya se han tenido que buscar otro sitio y les está costando adaptarse, porque algunas llevan desde que empecé”, confiesa Amparo.

Esa nueva etapa, que acaba de arrancar, le ha llevado a 800 kilómetros de su tierra: Barcelona. Amparo fue a visitar a su hija y, de pura casualidad, encontró una oportunidad que no quiso desaprovechar. "Íbamos haciendo turismo cuando vimos el hotel, el Eurostars Grand Marina, entonces yo entré allí a 'chimorrear', y vi en un cartel que se necesitaba gente solo para tres días, y allí acabé. Cuando pasaron, me dijeron que me fuera a Gran Vía (un centro comercial), que allí necesitaban gente con experiencia y ya me pidieron que me quedara allí, que no me volviera".

"Yo empecé en mi casa, con un sillón, imagínate, de aquella manera. Nadie daba un duro por mí porque mis padres querían que estudiara como mi hermano, que soy la única que no lo ha hecho y ya llevo más de diez mil días cotizados. Monté una peluquería de barrio, muy cercana, y la verdad que mis clientas han sido muy fieles. Poco a poco he ido comprando locales para agrandar la peluquería", comenta. Amparo, que puede decir que es una de esas personas que adora su profesión, nunca ha dejado de reinventarse y hacer crecer su formación. "Siempre la he mantenido muy al día, he hecho muchos cursos, formaciones, ferias... Creo que al final esa experiencia es lo que me ha abierto puertas aquí".

¿Qué pasará con la peluquería?

Con respecto a su negocio, todavía le duele pensar en él. "Yo no quiero ni alquilarla, ni venderla, ni nada. No quiero que haya otras manos que no sean las mías, porque, si yo vuelvo, quiero que tenga todavía la esencia que le hemos dado todos estos años. Estoy muy preocupada por mi peluquería, me da mucha pena. Ahora di un viaje para traerme cosas y, bueno, cuando he visto todo cerrado, mis macetas secas... imagínate lo mal que lo he pasado", confiesa.

Sin embargo, Amparo ha tomado una decisión, respecto a su peluquería y su vida. Una decisión que le causa cierto recelo, pero que le motiva a partes iguales. "Yo volveré, lo tengo clarísimo. Pero, de momento, quiero seguir aprendiendo y viendo todo lo que hay aquí, porque esto es otra historia. A veces me pregunto si estaré haciendo lo correcto o me estaré dejando llevar más por el corazón que por la mente, pero quiero hacerlo ahora que puedo".

Por último, Amparo dedica unas palabras de afecto a quienes le han acompañado todos estos años: "Me gustaría dar las gracias, además de a toda mi clientela, a Gabi Molina, que me ha echado una mano siempre que ha podido, y a las academias Rocarpre y Montserrat que me han mandado a muchos chicos y chicas para formar".