Eusebio Amate: la luminosa historia del hijo del panadero

Carta del director

Eusebio Amate galardonado en los IV Premios Economía Sostenible. Foto: G. N. YACUZZI
Eusebio Amate galardonado en los IV Premios Economía Sostenible. Foto: G. N. YACUZZI La Voz
Pedro Manuel de La Cruz
20:53 • 05 oct. 2024

Mientras Eusebio Amate subía el miércoles con la parsimonia a que obligan sus 81 años los seis escalones que separan el patio de butacas del escenario del Teatro Cervantes, descubrí que hay reconocimientos que, en el agradecimiento a quienes han contribuido a hacer una Almería mejor hay imágenes inesperadas que inundan de emoción, no a quien la protagoniza, sino a todo un auditorio gozosamente sorprendido por la alegría de quien recoge en la brevedad de un instante el homenaje a toda una  vida.



Así lo recogió en su intervención de clausura Carmen González Novo, Directora Comercial en CaixaBank en la entrega de los Premios a la Sostenibilidad organizados por La Voz con el patrocinio de esa gran entidad financiera. Llevaba Carmen González texto escrito, pero la alegría del creador de la empresa que lleva su apellido y que desde hace sesenta años ha fabricado centenares de miles de carretillas y otros miles de artilugios de altísima precisión para la agricultura, le hizo cambiar la frialdad premeditada del texto por la espontaneidad emocionada del sentimiento. 



Eusebio Amate lleva inventando ingenios desde antes de aquella mañana de 1956 en la que, con doce años, se vistió de domingo, ató con cuerdas su vieja maleta de cartón y se subió al tren en la estación de Gádor camino de Barcelona. Después de un viaje interminable en un vagón del Borreguero con asientos de madera compartiendo incomodidades y confiadas ilusiones con su madre y dos hermanos, llegó a la estación de Francia, donde les esperaba su padre, panadero en Gádor y, desde hacía cinco años maestro pala en una panadería lujosa del Paseo de Gracia haciendo exquisitas cocas de san Juan y otras delicias.



Han pasado sesenta y ocho años desde aquella mañana fría de febrero en la estación Gádor y el patriarca de los Amate ha competido con el gitano Melquiades de “Cien años de soledad”. 



Si cada año por marzo el gitano Melquiades sorprendía a los Buendía con el imán, la octava maravilla del mundo, la gallina que ponía un centenar de huevos de oro o el mono amaestrado que adivinaba el pensamiento, el ingenio de Amate ha fabricado 80 modelos de carros de recolección de frutas y hortalizas delicadas, decenas de modelos de carros para llevar las bandejas del semillero a los agricultores o un instrumento manual con cuatro bobinas para cortar la rafia a medida deseada, o asientos mecánicos para facilitar al agricultor ir de una planta a otra sin ningún esfuerzo, cómodamente sentados. Artilugios que, al contrario de los ideados solo en el humo delirante de la imaginación del gitano Melquiades, sí son realidad y están al servicio de los agricultores en miles de hectáreas de invernaderos. No solo en Almería, también en otros veinticinco países- veinticinco- están presentes con andamios eléctricos para pintar equipos de trenes en las estaciones, máquinas Tizona para tratamientos fitosanitarios según las exigencias de cada planta y de cada cliente y otras muchas cosas. 



El miércoles La Voz y CaixaBank premiaron la trayectoria vital y las innovaciones técnicas de este almeriense genial que podría haber sido escrita en una imaginada trama literaria, más cercana al realismo mágico que a la realidad contrastada de los hechos.



Y es que la trayectoria de Amate, como la de Única Group, Agrícola Navarro de Haro, Poniente Plast, Godoy Hortalizas y Cellbitec, los otros premiados en la gala del miércoles, es el reflejo nítido de lo que ha sido esta provincia.



 Sin más equipaje que la Ilusión, la Inteligencia y las Ideas- las tres 'I' magnificas con las que han hecho frente a la adversidad y al abandono tantos almerienses-, con esas tres I, digo, se ha conseguido doblar el Cabo de las Tormentas y vencer la miseria, la marginación y la mediocridad acomodada- las tres M que nos han condenado a mil años de soledad y abandono – y recorrer el camino, no hacia el Dorado que buscaba enloquecido Lope de Aguirre, sino hacia un territorio de progreso basado en la sostenibilidad social, económica y medioambiental. Tres pilares fundamentales en los que debe asentarse el futuro de la provincia. Si uno de ellos falla, la estructura de progreso que estamos construyendo se vendrá abajo.


No será fácil el camino por recorrer, nunca lo ha sido. De lo que si podemos estar seguros es que con tipos con Eusebio Amate Almería llegará. Y llegará lejos. 


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