Las playas de Almería han vuelto a ser este fin de semana escenario de refrescantes baños y juegos en la arena. Con temperaturas que rondan los 30 grados y el sol brillando en el cielo, los almerienses no han dudado en acercarse a la costa para disfrutar de jornadas que bien se podrían comparar a los planes más estivales. Solo un detalle ha marcado la diferencia entre el verano que acabamos de pasar y el otoño que aún no llega: el agua ha dejado de correr por los lavapiés y las duchas de la provincia.
Mientras las temperaturas continúan en un rango elevado -el pasado 3 de octubre Garrucha alcanzó de madrugada los 29.7 ºC, convirtiéndose así en la noche más calurosa de España- las autoridades se mantienen firmes en una decisión marcada en algunos casos por la sequía que atraviesa la provincia. Es el caso del Ayuntamiento de Adra, donde la escorrentía se cortó ya a finales de agosto.
Otro ejemplo es el del Ayuntamiento de Almería, cuyas razones son bien distintas y cuyas fechas ya venían anunciadas: "Al concluir la temporada se ha procedido al corte de agua para llevar a cabo las tareas de mantenimiento y reparación de tuberías necesarias", señalan desde el Área de obras Públicas, Mantenimiento, Accesibilidad y Economía Azul, encargada de la gestión de las riberas del municipio. Añaden que el servicio no se recuperará hasta que se reactive el Plan de Playas por Semana Santa, momento en el que "se volverán a poner en funcionamiento el resto de servicios habituales de las playas".
Reacciones de los bañistas
Aunque hay quienes comparten la necesidad de cortar el agua debido a que se debe "priorizar la lucha contra la sequía", la realidad es que las opiniones son muy diversas. Paco considera que el agua debía haberse limitado ya desde primeros de julio: "Si alguien quiere quitarse la arena, que se lleve una botella vacía, coja el agua del mar y luego se la eche sobre los pies. Hay mil maneras y tenemos que ahorrar, que no ha llovido en todo el verano", denuncia.
Son pocos los que, a pesar de haberse anunciado con anterioridad, recordaban que el agua se cortaría con la llegada del otoño. Otros conocían esta medida, pero creen oportuno modificarla. Alberto disfrutó este domingo de un día con sus amigos, quienes decidieron ir a jugar al fútbol y bañarse entre gol y gol. Cual fue su sorpresa al darse cuenta de que no tenían forma de retirar toda la arena que habían acumulado en el cuerpo durante los partidos. "Estábamos indignados, tuvimos que meternos en el mar para quitárnosla. Limpiarnos los pies fue imposible", cuenta.
El grupo de almerienses no fue el único que se disgustó al pisar los arenales este fin de semana. Francisco se acercó a la playa de El Zapillo para nadar un rato en las aguas del Mediterráneo, que rozaban unas temperaturas "perfectas para ser disfrutadas". Ante la ausencia de agua en las duchas, el joven afirma entender "que estamos en octubre, en otoño", aunque también recuerda que en la televisión se habla de veroño "por razones lógicas".
"Está haciendo una temperatura muy alta para la época del año en la que estamos. Es muy agradable y te permite disfrutar de la playa. En una ciudad con un enfoque claramente turístico como Almería, deberían mantener las duchas abiertas durante más tiempo y además anunciarlo, porque se les podría sacar mucho rédito", apunta Francisco.
En otras provincias
Mientras que en Almería lamentan el fin del suministro por el cambio de temporada, en otras provincias, como Málaga, no han podido disfrutar de las duchas en toda la estación veraniega. La Costa del Sol Occidental se quedó sin agua en los lavapiés de sus costas como parte del paquete de medidas que el Comité de Sequía planteó a la Junta con el objetivo de paliar la ausencia de lluvias en la comunidad. La única excepción en dicha prohibición se encontró en las fuentes instaladas en las playas adaptadas para personas con movilidad reducida.
La misma razón motivó una actuación similar en prácticamente todas las localidades de Cádiz, donde se suprimió el servicio de duchas y lavapiés solo con algunas excepciones, como Chiclana o San Fernando. En una provincia tan famosa por su turismo de sol y playa como la gaditana, las medidas antisequía no solo alcanzaron las playas, sino también otras infraestructuras como las fuentes de las ciudades. Más allá del ahorro hidráulico de dichas medidas, se pretendía con estas acciones la concienciación de la población sobre la importancia de no malgastar un bien tan escaso como el agua.
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