Un viaje en la tartana de España

Subirse al tren de Almería a Madrid, y viceversa, toda una aventura de más de 7 horas

El Intercity que cubre el trayecto entre Madrid y Almería estacionado en la vía 1 de Chamartín Clara Campoamor.
El Intercity que cubre el trayecto entre Madrid y Almería estacionado en la vía 1 de Chamartín Clara Campoamor. Carlos Miralles
Carlos Miralles
20:00 • 10 nov. 2024

El cómico Leo Harlem dice en uno de sus monólogos que el viaje a Japón es tan largo que se tiene que “afeitar” varias veces por el camino. Pues casi lo mismo le ocurriría si cogiese el tren de Almería a Madrid y viceversa. Porque el tiempo del viaje es prácticamente el mismo que los vuelos entre Nueva York y la capital de España. El Intercity, el único servicio ferroviario que conecta nuestra provincia con Madrid, ha quedado atrapado en el tiempo. Mientras mejoran las conexiones en casi toda España, este tren tarda incluso más que hace una o dos décadas. LA VOZ de Almería y Cadena SER han comprobado en primera persona cómo es el eterno desplazamiento entre la Intermodal y Chamartín Clara Campoamor.



A las 7:02 horas salen los autobuses rumbo a la estación de Huércal-Viator, donde ya espera la rama Talgo VI y la locomotora 334. A las 7:38 la señal se pone en verde, el motor diésel de más de 3.000 caballos ruge y el tren se dirige a Gádor. La tripulación, siempre amable y cercana con el mítico Paco revisando los billetes, informa de las estaciones con parada durante el recorrido. Camino de Fiñana se acumulan los primeros cinco minutos de retraso, y es que por Gérgal tuvo que realizar una parada no prevista. También en La Calahorra-Ferreira, desde donde la marcha fue lenta porque se pasó por la zona donde unos días antes hubo un desprendimiento de tierra, a pocos kilómetros de Guadix.



Acumular retraso



En Guadix el Intercity Almería-Madrid suma 13 minutos de demora y solo ha podido ir a buena marcha en la recta pasado Gérgal y la de Huéneja-Dólar. Desde Moreda hasta Jódar-Úbeda la sucesión de curvas cerradas, como la de Gobernador, y el puente del Hacho, de 624 metros en Alamedilla-Guadahortuna, invitan a echar un vistazo al paisaje, ya que el tren pocas veces se acerca a los 100km/h y las limitaciones de velocidad se suceden. También hay parada en Cabra Santo Cristo y Alicún.



Mitad de viaje



Ya han puesto la primera película y el tren efectúa su parada en Linares con 15 minutos de retraso. Unos kilómetros más adelante, en Despeñaperros, se produce el cruce con el Intercity que baja a Almería y el cambio de maquinistas. En Almuradiel, provincia de Ciudad Real, otra parada para esperar el avance de un mercancías de Transfesa. A partir de ahí el tren entra en doble vía y a buena marcha, alcanzando los 160km/h, enfila las llanuras de Castilla-La Mancha.



Más de tres horas de recorrido y la cafetería es un ir y venir de viajeros que deciden estirar las piernas y coger alguno de los cascos míticos con el sello de Renfe. También hay servicio de bar móvil que va pasando por cada coche tratando de hacer más llevadero el trayecto. Unos duermen, otros se ponen sus series en la tablet, ven los documentales o películas del tren. Eso sí, la cobertura durante casi la totalidad del viaje es muy pobre, así que tirar de Netflix o YouTube, por ejemplo, es misión imposible. 



Más demora

En Alcázar de San Juan se anuncia una demora de 23 minutos por la megafonía, pero Madrid cada vez está más cerca y se hace incluso más llevadero. Al final se va recortando poco a poco y abren la vía 6 de Atocha Cercanías, donde el Intercity entra ‘solo’ 16 minutos tarde. Desde ahí a Chamartín Clara Campoamor pasando por las estaciones de Sol y Nuevos Ministerios. Ahí también pega un mordisco y efectúa su llegada por la vía 10 con diez minutos de retraso. 


Curiosidad

Un viaje que a priori se tiene que hacer en 7 horas se completó en 7:10. Todo ello expuesto a una avería de las locomotoras 334. Su deficiente mantenimiento hace que sean constantes los fallos y se queden a medio camino, pero esta vez aguantó. Curiosamente, el Intercity Almería-Madrid y viceversa es el único servicio de larga distancia en España que completa el recorrido bajo tracción diésel. El de Algeciras, por ejemplo hace cambio de locomotora en Antequera.


Tiempo para todo

Es un viaje donde hay tiempo para todo, desde estudiar hasta trabajar con el ordenador (si no hace falta conexión a internet porque la cobertura casi siempre es nula). La tripulación, atenta a todo, va controlando cualquier detalle como si hace falta subir o bajar la calefacción y que las puertas funcionen. Largas conversaciones en la cafetería, que divide la clase Turista de Confort, amigos que se reencuentran... Mientras, mediante un transmisor-receptor portátil el responsable del tren se comunica con el maquinista en cada estación diciéndole “operaciones terminadas”, y se reanuda la marcha. 


Alivio

Aunque son más de 7 horas por los transbordos, las limitaciones de velocidad por el estado de la vía, y algunos cruces que se pueden producir, el tren suele ir prácticamente lleno, lo que indica que Almería pide a gritos unas mejor conexión ferroviaria. La inversión será rentable. Cuando se llega a Atocha y Chamartín la sensación es de alivio por poder estirar las piernas y haber llegado con un poco de retraso, pero sin averías. Al finalizar, operarios entran en la cafetería para renovar el producto y cuando abren la vía la composición se dirige al depósito de Fuencarral para repostar y preparar la siguiente salida.


Un viaje en la tartana de España da para mucho.


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