La acuicultura en Almería, ¿un sector clave para la alimentación del futuro?

Este sector productivo crece un 7,6% anualmente

Mabel Sáez durante la celebración del Sun&Blue Congress el pasado noviembre en El Toyo.
Mabel Sáez durante la celebración del Sun&Blue Congress el pasado noviembre en El Toyo. La Voz
Karolina Lewandowska
14:20 • 16 ene. 2025

Según los informes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ONUAA, o más conocida como FAO por sus siglas en inglés: Food and Agriculture Organization) del 2022, los productos acuáticos, sin contar las algas, facturaron ese mismo año más de 440 millones de euros, por un total de 185 millones de toneladas, de las cuales el 51% provenían de la acuicultura. De estos 185 millones de toneladas, el 90% estuvo destinado al consumo humano.



¿Qué quiere decir eso? Que dentro de las producciones animales, la acuicultura es la que más está creciendo a nivel mundial. De hecho crece una media de un 7,6% anual, al igual que la pesca que también está creciendo pero a un ritmo más lento, según los datos que aporta Mabel Sáez, doctora en ingeniería agrónoma, profesora titular en el área de producción animal en la Universidad de Almería, investigadora especialista en alimentación de precisión en acuicultura, coordinadora mediterránea de la línea de acuicultura de precisión en Andalucía dentro del proyecto Thinking in Azul y coordinadora del Campus de Excelencia Internacional del Mar, CEIMAR- UAL. 



Demanda de una población en constante crecimiento



“La acuicultura se está transformando en una herramienta clave para reducir la presión sobre los ecosistemas marinos y, a su vez, también para satisfacer la creciente demanda mundial que hay de fuentes de proteínas, lo cual es un factor clave ante el crecimiento de la población mundial y de demanda de alimentos”, explica la doctora. 



Y es que, si algo bueno tiene la acuicultura es que además de ser un complemento perfecto para la pesca, ya que ambas se incluyen en el programa de Crecimiento Azul de la FAO integrado dentro de la Agenda 20-30, es que es una forma de producción que busca ser sostenible casi que de forma intrínseca.



Una práctica sostenible



“La acuicultura no depende de los ecosistemas marinos naturales: tiene la capacidad de producir alimentos acuáticos en entornos controlados utilizando prácticas responsables con el medio ambiente. “Por esta razón, podemos decir que la acuicultura no es sólo una práctica eficiente, sino que tiene un enorme potencial de convertirse en un sistema alimentario integral, lo cual puede contribuir significativamente a la seguridad alimentaria global, a la vez que promueve este respeto sobre el medio ambiente, el bienestar social y la justicia económica”, cuenta Mabel Sáez. 



Esta práctica además, busca el bienestar animal teniendo en cuenta varios factores: el primero, es que solo se cultivan especies que son adecuadas par su cría en cautividad y que no representen una amenaza para la biodiversidad local; el segundo, toma en cuenta que al ser esta una producción dirigida, se pueden garantizar una serie de condiciones que reduzcan el estrés y aumenten la salud y la productividad de los animales en cautividad. 


Todo ello, gracias a los investigadores como Mabel Sáez: “Otra de las ventajas de ser una producción controlada es que también se puede dirigir a través de la alimentación. Mediante el conocimiento de los factores de producción podemos influenciar las características que tiene el producto final que llega al consumidor, a través, por ejemplo, de los piensos de finalización o de acabado, estos piensos tienen una composición cualitativa específica, la cual está orientada a determinados objetivos de la producción”, narra la especialista. 


Una alimentación que proporciona salud

Esto no solo permite disfrutar de un pescado más jugoso o que aguante más tiempo congelado, sino que la alimentación dirigida incide de forma directa en nuestra salud. “Tomando un filete de pescado alimentado con estos piensos funcionales de acabado, podemos  incrementar nuestra ingesta de otros ácidos OMEGA-3, lo cual se vuelve cada vez más necesario en una sociedad más envejecida donde aumentan los problemas cardiovasculares y neurodegenerativos”, destaca Mabel Sáez. 


En definitiva, la acuicultura sostenible apunta a ser una fuente clave de alimentos saludables y fáciles de exportar. No obstante, al sector aún le quedan algunos retos que afrontar.


Retos del sector

El primero, controlar los impactos ambientales que aún no están resueltos, como puede ser la contaminación del agua. "El agua se contamina por los deshechos de los animales, que además se concentran en una misma zona, por lo que la contaminación se intensifica en ese área. Lo bueno, es que este problema ya se está mitigando con los avances que se están produciendo en los sistemas de circulación del agua", explica la coordinadora del CEIMAR-UAL. 


Si bien, otro de los grandes obstáculos a los que se enfrenta la acuicultura es el acceso a la tecnología y el acondicionamiento en los países en vía de desarrollo, "Esto puede limitar el crecimiento de la acuicultura en estos países, que además son aquellos donde es más necesaria la expansión de esta práctica, cuenta. Si bien, otro problema a nivel mundial es la falta de políticas públicas y regulaciones uniformes en muchos países, lo que dificulta la expansión de la acuicultura sostenible y también crea un entorno incierto tanto para los inversores como productores del sector. 


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