En la inmensidad de la extensión marina, más allá del horizonte de la mirada costera, un mundo de agitación salpica las aguas de Alborán. Mercantes, pesqueros, naves militares, cruceros, veleros y hasta embarcaciones clandestinas configuran un ecosistema único de cascos, cubiertas y velas. Y sobre ellos, la mirada constante del Gran Hermano.
Su posición estratégica coloca al Mar de Alborán en el punto de mira de las autoridades, españolas e internacionales. En la última década los programas seguridad marítima han tejido una amplia red de seguimiento de embarcaciones que colocan a las aguas almerienses entre las más vigiladas de la franja mediterránea. La tela mezcla las líneas de coordenadas, rumbos y límites fronterizos, zonas protegidas, caladeros... y un punto central, la diminuta Isla de Alborán.
La medida más revolucionaria el objetivo de la prevención de los tráficos ilícitos llegó en 2006 de la mano de la Comandancia de la Guardia Civil de Almería. La instalación del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE) dio un salto cualitativo en el litoral almeriense.
Ruta del hachís
Los radares superaron con creces las posibilidades de las llamadas cámaras térmicas y sellaron la costa frente a la entrada de pateras y grandes alijos de hachís. De hecho, las cifras oficiales acreditan la disminución radical de los inmigrantes que llegaron a tocar tierra, ahora detectados con mayor celeridad.
Al mismo tiempo, los constantes golpes al tráfico de hachís provocaron una desplazamiento hacia otras zonas de Andalucía, como señala la Memoria de la Fiscalía Superior de Andalucía en 2012. Las aprehensiones de droga bajaron dos tercios por el miedo de las bandas a afrontar el riesgo de la ruta almeriense. (en 2006 se decomisaron más de 100 toneladas).
“El volumen de las aprehensiones se encuentra relativamente estabilizado, con clara tendencia a la baja”, exponía la Fiscalía Superior de Andalucía respecto a la provincia. “La implantación del SIVE y los importantes éxitos policiales de años anteriores han propiciado un cambio en las rutas y métodos de transporte hacia los centros de consumo, tanto de España como del resto de Europa”.
Y son precisamente los planes europeos los que da una vuelta de tuerca. La Agencia Europea de Fronteras (Frontex) puso en marcha en Almería la Operación Indalo contra los tráfico ilícitos.
Se centra esencialmente en la investigación de las mafias, en colaboración con la Policía Nacional y la propia Guardia Civil. La UE vio potencial en la campaña de seguridad y amplió hace tres años el periodo de actividad. Hoy, casi copan los seis meses centrales del año.
Según el balance de 2013, el Frontex se saldó con la interceptación de un total de 3248 inmigrantes irregulares y 148embarcaciones, así como con la detención de 8 traficantes de personas. Participaron España, Luxemburgo, Islandia, Eslovaquia, Italia, Finlandia, Portugal, Francia, Bélgica, Reino Unido y Rumania.
La mirada europea
El Frontex realizó en medio año 3.200 horas de vigilancia marítima y 500 horas de vigilancia aérea sobre el Mar de Alborán, sólo con recursos propios. El espectro de competencias es amplio y llevó a operaciones frente al narcotráfico, la contaminación marítima, la pesca ilegal y el crimen transfronterizo en general.
Recientemente, a la acción del Frontex se ha unido la recien creada red de control fronterizo Eurosur. Se trata de un enorme sist
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