Dos días para adaptar el organismo al cambio horario

Dificultades para conciliar el sueño y despertar descansado

El sueño está determinado por los ciclos circadianos.
El sueño está determinado por los ciclos circadianos.
Samuel Najas
16:28 • 26 oct. 2014

Ayer domingo 26 de octubre tuvo lugar el tradicional cambio horario de invierno. Cuando el reloj marcó las tres de la madrugada, se cambio por las dos. Una iniciativa que se realiza en nuestro país desde hace décadas y que pretende ahorrar energía. La idea es  aprovechar más la luz del día para reducir el consumo energético. De esta forma, una familia media española reducirá un 5% su gasto eléctrico, mientras que en las empresas el ahorro será mucho mayor. La hora no se cambia a la vez en todo el mundo, aunque sí es una medida que se ha adoptado en un número muy grande de países. Se generalizó después de la crisis del petróleo de 1973. En España se cambia la hora dos veces al año desde 1974.
Sin embargo, el cambio horario, además de consecuencias económicas, también afecta al organismo, al menos durante los primeros días. Es probable tener dificultades para conciliar el sueño y para despertar descansado durante los dos o tres primeros días.




Ciclos circadianos El sueño está regulado por los ritmos circadianos, unos ciclos que están adaptados a la luz del día y a la noche, explica la doctora Carmen Martínez Aparicio, responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Vithas Virgen del Mar de Almería. "Cuando se cambia la hora hay una ligera alteración de estos ritmos. Algunas personas pueden tener dificultades para dormirse y mucho sueño al despertar". La doctora Martínez Aparicio señala que estos síntomas "pueden variar de una persona a otra" y que su intensidad suele ser "leve".

Por lo tanto, no hay que desesperar. Los efectos del cambio de hora sobre el sueño no suelen durar mucho. El grado de afección varía en cada individuo, “aunque lo más normal es que vuelva a dormir con normalidad al cabo de dos o tres días”.

Para minimizar los efectos en el sueño  lo mejor es  no variar el tiempo que se duerme normalmente ni modificar lo que se hace a lo largo del día. Además, hay que evitar los productos  farmacológicos. También no recurrir a la siesta si estás somnoliento. “Se deben reservar las horas de sueño para la noche. Si se te cierran los ojos y no tienes más remedio que dar una cabezada, es mejor que no pase de veinte minutos”, afirma.










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