Un centenar de explotaciones agrarias ubicadas en el llamado Coto Espinosa, al norte de la barriada de El Alquián (Almería), sobreviven en un limbo legal desde hace 15 años sin intervención de la Junta de Andalucía. Los invernaderos se levantan en suelo forestal, considerado lugar de interés comunitario (LIC) e incluido en la Red Natura 2000; sin embargo, las sanciones para la recuperación del suelo permanecen congeladas desde hace una década y no existen planes normativos para la regularización.
La Junta de Andalucía abrió expedientes “desfavorables al cambio de uso forestal a agrícola” en parajes de la zona como Cañada de los Mayores, Las Pitas o Lomillas de Juan Úbeda. Consideraba improcedente cambiar la calificación de un suelo incluido en la propuesta de Interés Comunitario de “Ramblas de Gérgal, Tabernas y Sur de Sierra Alhamilla”, hábitat de especies autóctonas, fundamentalmente de arbustos y matorrales.
Además, el entorno era un espacio estratégico para ‘dibujar’ el corredor medioambiental que uniría Sierra Alhamilla con el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar, proyecto avalado por los grupos ecologistas como una gran oportunidad para la provincia de Almería y que chocaba con carreteras y explotaciones hortofrutícolas.
Ahora bien, sin este pasillo ecológico y sin una especial protección para el terreno forestal, en la práctica cubierto por unas 500 hectáreas de cultivos intensivos, la Junta de Andalucía ha optado por dejar el agua correr.
Sanciones y daños Los expedientes se eternizan sin solución de continuidad. Establecen una sanción económica y una resolución para reparar los daños causados en el entorno por el promotor de los invernaderos, pero más de una década después, las construcciones son perfectamente visibles desde la autovía.
Consultada por LA VOZ DE ALMERÍA, la Delegación Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente en Almería, que encabeza José Manuel Ortiz Bono, ha declinado hacer declaraciones sobre la posición de la Junta de Andalucía en este conflicto o sobre sus posibles planes de futuro.
Los plásticos de Coto Espinosa llegaron a finales de los años 90 y, aunque el terreno no permitía el uso agrario, muchos propietarios consiguieron créditos de entidades financieras para levantar proyectos de explotación. Hoy, bajo esos plásticos trabajan a diario cientos de agricultores, en instalaciones generalmente inferiores a las diez hectáreas y de gestión familiar.
Los propietarios han contado tradicionalmente con el apoyo de las organizaciones profesionales en sus reivindicaciones. Las asociaciones eran partidarias del uso del suelo para los cultivos intensivos y veían con buenos ojos esta zona de expansión de los invernaderos, ya muy limitados por el parque natural en otros lugares del Levante almeriense.
En tal caso, la regularización llegaría para legalizar una situación que, de facto, ya existe. Aunque sólo una parte de las casi 500 hectáreas está regularizada, los agricultores trabajan con cierta normalidad y tienen redes de suministro regular de agua e instalaciones similares a las de otros puntos de Almería.
Además, la mayoría ha construido balsas de riego, almacenes, pequeñas alhóndigas, cuartos de aperos e, incluso, viviendas en el interior de las fincas. Son, en definitiva, instalaciones completamente consolidadas a pesar de que sobre ellas está la Espada de Damocles.
Recuerdan los agricultores que otros espacios muy cercanos, como el Parque Científico-Tecnológico de Almería (PITA), corrieron mejor suerte.
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