Especialistas en la desactivación de explosivos de la Armada Española, pertenecientes a la base naval de Cartagena, ejecutaron la mañana del jueves la detonación controlada de un proyectil antiguo, abandonado a media milla náutica de la playa de El Zapillo (Almería).
El artefacto fue descubierto la tarde del pasado miércoles por aficionados al submarinismo a unos 900 metros de la orilla y suponía un riesgo potencial evidente, con su carga todavía activa y ubicado en un espacio de tránsito naval y pesquero habitual, cerca de la boca de entrada al Muelle de Levante del Puerto de Almería.
Los buzos alertaron a la Comandancia de la Guardia Civil y encendieron las alarmas. El caso pasó a manos del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Benemérita, con instalaciones en el Muelle de Poniente y con una amplia experiencia en la exploración de los fondos.
Un perímetro
Según confirmó la propia Comandancia de Almería, los submarinistas realizaron mediciones de la bomba en el fondo marino y tomaron fotografías del proyectil para tratar de identificar su origen y, de forma especial, su peligrosidad. Las imágenes pasaron a manos del EDEX (Desactivación de Explosivos) de la Guardia Civil y, poco después, a los especialistas de la Armada Española. Estos profesionales son pertenecen a la Unidad de Buceadores de Medidas Contraminas (UBMCM) y tienen competencias exclusivas en operaciones de estas características.
La Benemérita cedió espacio a los militares desplazados desde la base murciana, aunque coordinó el dispositivo en superficie para evitar que cualquier embarcación ajena a los trabajos pudiera navegar en un radio medio kilómetro a la redonda. Las labores eran visibles desde primera línea de playa.
A estos trabajos se unieron miembros del servicio de Salvamento Marítimo de Almería y efectivos de la Policía Nacional en tierra. Los policías acotaron un pequeño espacio en la playa de San Miguel ante la necesidad de un hipotético traslado a tierra de piezas o personal.
Ahora bien, los expertos de la Armada Española optaron finalmente por efectuar una detonación controlada del artefacto. Su ubicación, su estado de deterioro y su carga suponían un riesgo excesivamente alto para intentar su manipulación en el fondo o, incluso, un posible traslado a tierra. Así pues, los militares hicieron estallar el proyectil bajo las aguas de la Bahía de Almería sin que apenas fueran perceptibles sus efectos en el exterior.
No ha trascendido el origen exacto de la pieza, aunque su estado de conservación apunta a décadas de inmersión frente a la costa capitalina. Personal militar y de la Guardia Civil llevó a cabo una exploración de las inmediaciones para descartar la existencia de otros aparatos de esta naturaleza.Ç
Camuflaje
El proyectil descubierto por aficionados al submarinismo estaba camuflado en el fondo marino a media milla náutica de la orilla de la playa de San Miguel. El artefacto estaba completamente cubierto por la vegetación marina y a simple vista parecía un desecho metálico, colonizado por cirrópodos y plantas y oxidado por el tiempo.
Según las mediciones de los buceadores del Centro de Operaciones y Vigilancia Marítima de la Armada (Covam), adscritos a la Fuerza de Acción Marítima (Cartagena), el proyectil mide unos 14 centímetros (5,5 pulgadas) por un metro de largo. Es una vieja bomba de aviación y llevaría décadas sumergida en el fondo a menos de un kilómetro de la orilla y en un radio de acción suficiente para cruzarse con submarinistas o pescadores.
Su estado de conservación era muy deficiente. El óxido se había comido buena parte de la cubierta metálica. La erosión quedó patente cuando los expertos de la Unidad de Buceadores de Medidas Contraminas de la Armada sacaron los restos del proyectil a la superficie, una vez efectuada “la detonación controlada de bajo orden”, según indica Defensa. “Tras esta actuación, los desactivadores de explosivos de la Armada han comprobado que no quedaban restos de explosivo ni del artefacto, con el fin de evitar algún impacto medioambiental”.
La Unidad de Buceadores de Medidas Contraminas de la Armada (UBMCM), al igual que las Unidades de Buceo de la Armada, cuentan con personal especialista en desactivación de artefactos explosivos submarinos (EOD) y buceadores con especialización en técnicas de inutilización de minas y artefactos explosivos. Esta actividad es competencia exclusiva de la Armada, aunque, como en este caso, miembros de la Guardia Civil pueden realizar tareas auxiliares muy valoradas.
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