Marcaban las seis y media de la tarde cuando se abrían las puertas de la iglesia de San Pedro para que la Hermandad Eucarística y Cofradía de Nazarenos de la Santa Cena y María Santísima de Fe y Caridad se Cofradía en las calles de Almería, con su Estación de Penitencia hasta la Catedral de la Encarnación y posterior carrera oficial por el Paseo de Almería.
Los sones de la Banda granadina, del barrio de El Realejo, en lugar de la que hasta la fecha había estado procesionando con la Cofradía, anunciaba que el paso eucarístico de la Santa Cena iniciaba su dificultosa salida por la puerta lateral de la iglesia de San Pedro, avanzando por la calle de Ricardos para llegar hasta el primero de los tres conventos de clausura que visitó la Cofradía, el convento de las Esclavas del Santísimo.
La Cruz de Guía, acompañada de ciriales, abría el cortejo procesional, uno de los estrenos que presentaba la Cofradía este año; y seguido de la guardería, daban paso a un desfile que ha logrado poner de manifiesto que la Santa Cena es una de las grades cofradías de Almería, logrando que, junto a la belleza de las calles y plazas del Centro Histórico, se convierta en un auténtico museo en la calle.
La saeta, que vino de la mano de Montse Pérez, con su voz inigualable y por seguirillas, emocionó a cuantos presenciaban la cofradía en la calle Real.
Por su parte, la cantaora Rocío Zamora logró que los cofrades vibraran con su oración cantada. Una saeta a María Santísima de Fe y Caridad que en su paso de palio mostró su belleza a almerienses y visitantes.
La presidencia de la cofradía de la Santa Cena, situada ante el paso de palio, estaba integrada por el consiliario, párroco de San Pedro y canónigo de la Catedral, Esteban Belmonte; y el hermano mayor, Rafael Sánchez González.
La superiora del Real Monasterio de las Claras, junto a las religiosas de clausura, acogieron a la presidencia de la Santa Cena y ante el Santísimo, los rezos y el canto de Salve Regina traspasaban los muros de la iglesia conventual. La siguiente visita sería el Real Monasterio de las Puras, donde se volvió a repetir la ofrenda floral al Santísimo, recibiendo la felicitación de las religiosas de clausura por su brillante Estación de Penitencia.
En ese punto del Convento de las Claras se realizó uno de los relevos de la cuadrilla del paso de la Santa Cena, momento en el que LA VOZ fue testigo de la salida de uno de sus costaleros, que desde Massachusset, Ramón González regresaba a Almería para volver a portar como costaleros su amado Señor de la Santa Cena.
Mientras, las puertas de la Catedral de la Encarnación se abrían, esperando la llegada de las imágenes titulares, Jesús en su Sagrada Cena y la Santísima Virgen bajo la advocación de Fe y Caridad.
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