Sorbas: un río con agua, cuevas, alfares y pueblos fantasmas

Hace unos años, en un viaje a Asturias, charlaba con el propietario de una empresa de deporte de aventura que era a la vez un experimentado espeleólogo. Al hablarle de Almería y de Sorbas, abrió los ojos, emocionado, y me confesó que uno de sus sueños era realizar el viaje para adentrarse por las cuevas del karst en yesos de Sorbas. Este peregrinaje del que hablaba este espeleólogo refleja la importancia que tiene para muchos el magno conjunto de rocas que el agua ha ido moldeando durante miles de años en Sorbas. La ruta tiene su epicentro allí y en un entorno realmente espectacular.

Las cuevas de yeso

Sorbas se encuentra a casi una hora de viaje de Almería, pudiendo elegir entre ir por la A-92 y desviarnos en la salida de Tabernas para seguir por la N340 o bien, haciendo unos cuantos kilómetros más pero invirtiendo el mismo tiempo, ir por la A-7 y en la salida 504 tomar la A-1102 en un serpenteante viaje a Sorbas que nos hará pasar por la pedanía de Molinos de Río Aguas.

Por supuesto, que la primera parada debe ser la visita a las cuevas donde existen más de 1.000 cavidades excavadas en yeso, con gran cantidad de galerías repletas de estalactitas y estalagmitas, y con kilómetros de galerías excavadas en la roca de yeso. Para ello existe una empresa, Natur Sport, especializada desde hace años en acompañar a los visitantes en rutas que difieren en su grado de dificultad, dependiendo de la experiencia que se tenga a la hora de andar por estos túneles naturales.

La historia geológica del Karst se remonta seis millones de años atrás. Entonces el Mar Mediterráneo invadía la cuenca de Sorbas.

En un periodo posterior, este mar se hace cada vez menos profundo, pues se ve sometido a un fuerte proceso de evaporación que determina la precipitación de un paquete de yeso de más de 100 metros de espesor.

Debemos imaginar que esta zona estuvo sumergida bajo aguas tropicales. Cuando el mar se retiró, definitivamente, los yesos y demás sedimentos, como los corales, quedaron en superficie, expuestos a la lenta, pero implacable acción del agua de lluvia, dando lugar a este paisaje kárstico de inusitada belleza.

Los recorridos pueden ser desde sesenta minutos a varias horas y la experiencia al salir de las cuevas de yeso es realmente inolvidable.

Uno se asombra de la temperatura constante que existe dentro, sobre todo en los meses de verano donde el sol aprieta fuera y las cuevas mantienen una agradable temperatura. Pero si interesante es la experiencia subterránea, la que nos espera arriba no le va a la zaga.

Los Molinos de Río Aguas

Se encuentra a solo unos pocos kilómetros de Sorbas, en dirección a la autovía A-7. Se trata de un antiguo caserío en el que se pueden todavía apreciar antiguos molinos hidráulicos que atendían, desde la época árabe, las tareas de molienda de las producciones de olivar y cereal de la comarca, y áreas de huertas situadas en las fértiles terrazas del río. Desde aquí se puede descender a pie hasta el cauce del río Aguas para observar su vegetación y fauna. Esto nos asombrará pues dejaremos la aridez del yeso para adentrarnos en un auténtico vergel con pozas de agua con un caudal permanente todo el año, siendo de los únicos sitios en Almería donde se da este espectáculo hidráulico.

Desde aquí podemos retomar la A-7 y a seis kilómetros tomar el desvío 510 de las Herrerías. Al otro lado de la autovía divisaremos un camino que nos lleva a un espectacular pueblo abandonado: Marchalico Viñicas. Una pedanía de Sorbas de unas 15 viviendas separadas en dos barrios y que fue abandonada en 1969. Su distancia con su cabeza de partido Sorbas, a la que se tardaba tres horas a lomos de una mula y la carencia de agua potable, que obligaba a ir a una pedanía cercana a recogerla hizo que la población emigrara y se quedara como testigo unas casas con unas vistas espectaculares sobre el valle del Río Aguas y con Sierra Cabrera como magnífico telón de fondo.