El Rey Felipe VI ha pedido a los partidos políticos que demuestren "voluntad de entendimiento" y piensen "ante todo, en España y el interés general de los españoles", porque ésa es la prioridad que nos debe importar "a todos" en la actualidad.
En su Discurso de Navidad -su primera intervención tras las elecciones del 20-D-- el monarca, que debe proponer formalmente al candidato encargado de formar Gobierno, anima a las fuerzas que han obtenido representación en el Parlamento a que hagan política basándose en el diálogo, la concertación y el compromiso, con el fin de "tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos", porque así lo exige la "pluralidad política" expresada en las urnas.
Entre esos problemas de los ciudadanos que han de abordar las nuevas Cortes, se ha referido a la mejora de la economía y de manera específica a la necesidad de ofrecer mejores expectativas de trabajo para los jóvenes, al fortalecimiento de servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación y a la lucha para reducir la desigualdad que la crisis ha acentuado.
"España inicia una nueva legislatura que requiere todos los esfuerzos, todas las energías, todas las voluntades de nuestras instituciones democráticas, para asegurar y consolidar lo conseguido a lo largo de las últimas décadas y adecuar nuestro progreso político a la realidad de la sociedad española de hoy", señala el Rey, que apuesta de esta manera por que arranque la legislatura para evitar ir a una nueva convocatoria de elecciones.
Eso sí, el Rey pide que en esta nueva etapa de nuestra historia que ha marcado el 20D -que ha dejado un Parlamento más fragmentado que nunca- no se deje "a nadie en el camino" porque el futuro de España ha de construirse "contando con todos: hombres y mujeres, jóvenes y mayores, nacidos aquí o venidos de fuera".
A esas nuevas Cortes surgidas del 20D, el Rey les pide también que "caminen siempre al mismo paso del pueblo español al que sirven y representan; y que sean sensibles con las demandas de rigor, rectitud e integridad que exigen los ciudadanos para la vida pública".
El peligro de imponer un proyecto
Al margen del análisis postelectoral, el monarca ha dedicado el grueso de su discurso a abordar la amenaza que supone para España el proceso soberanista en Cataluña. En uno de los pocos discursos que escribe el propio Rey, y no el Gobierno, aunque éste conoce su contenido, Felipe VI ha pedido a los españoles que no olviden los errores del pasado, porque ha quedado demostrado que "la ruptura de la Ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles" solo conduce "a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento".
España no se rompe
Pese a la amenaza que representa la ´hoja de ruta´ marcada por los partidos independentistas en Cataluña, que apuestan por iniciar el proceso para la desconexión unilateral con España -una opción que no contempla la Constitución- el Rey ha querido lanzar un mensaje de "serenidad, de tranquilidad y confianza en la unidad y continuidad de España; un mensaje de seguridad en la primacía y defensa" de la Carta Magna.
Porque "respetar" el orden constitucional es "defender la convivencia democrática aprobada por todo el pueblo español; es defender los derechos y libertades de todos los ciudadanos y es también defender nuestra diversidad cultural y territorial", explica el Rey, que es símbolo de la unidad y permanencia de España, según recoge la Constitución.
Esa diversidad cultural y territorial en España no está reñida con reivindicar la "grandeza" de un país con una historia tan antigua como España, que es al mismo tiempo, subraya el monarca, un "gran Estado" que "reconoce" su "diversidad" en el autogobierno de susnacionalidades y regiones; "y que tiene en el respeto a la voluntad democrática de todos los españoles, expresada a través de la Ley, el fundamento de nuestra vida en libertad".
Y si esta España actual es hoy "muy distinta" de la España de los siglos que nos preceden ha sido gracias a la "voluntad de entendimiento de todos los españoles, a un sincero espíritu de reconciliación y superación" de las diferencias históricas y a "un compromiso de las fuerzas políticas y sociales con el servicio a todo un pueblo, a los intereses generales de la Nación, que deben estar siempre por encima de todo", ha argumentado.
"Por todo ello -prosigue el Rey- tenemos, tengo, muchas razones para poder afirmar esta noche que ser y sentirse español, querer, admirar y respetar a España, es un sentimiento profundo, una emoción sincera, y es un orgullo muy legítimo". Si bien existen diversas formas de vivir ese sentimiento de pertenencia a España, precisa el monarca, que sostiene que todas ellas "caben" en esta España constitucional.
Para Felipe VI, en los tiempos actuales es más preciso que nunca que los españoles se reconozcan en todo lo que les une. "Es necesario poner en valor lo que hemos construido juntos a lo largo de los años con muchos y grandes sacrificios, también con generosidad y enorme entrega. Es necesario ensalzar todo lo que somos, lo que nos hace ser y sentirnos españoles", insiste.
El Palacio Real, nuevo escenario
Para destacar en su discurso esa reivindicación de la grandeza de España, el Rey ha cambiado el escenario en el que ha grabado su segundo Discurso de Navidad, y ha sustituido el emplazamiento habitual del Palacio de la Zarzuela por el Salón del Trono del Palacio Real, donde pronuncia su discurso sentado sobre un sofá colocado para la ocasión.
Es en el Palacio Real, abierto a las visitas del público, donde se celebran con toda la pompa los grandes actos de Estado, como la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas o la ley de abdicación de Juan Carlos I, o las cenas de gala a los mandatarios extranjeros en visita oficial.
Y es además "un símbolo" de los siglos y siglos de historia común de España "que está abierto a todos los ciudadanos que desean conocer y comprender mejor nuestro pasado", subraya el monarca, que recientemente recibió la petición del Gobierno balear de abrir al público parte de las instalaciones del Palacio de Marivent en Palma de Mallorca, reservado como residencia vacacional de la Familia Real.
Despedida en positivo
El Rey concluye su discurso con un mensaje en positivo, pidiendo a todos los españoles que tengan fe y crean en su país, pero también en ellos mismos. "España tiene una resistencia a la adversidad, una capacidad de superación y una fuerza interior mucho mayor de lo que a veces pensamos. La fortaleza de España está en nosotros mismos; está en nuestro coraje, en nuestro carácter y en nuestro talento. Está también, por qué no decirlo, en nuestra forma de vivir y de entender la vida", subraya.
"Los españoles nunca nos hemos rendido ante las dificultades, que han sido grandes, y siempre las hemos vencido. Y sabemos, además, que tenemos que seguir caminando con la voluntad de entendimiento y con el espíritu de unión a los que me refería al principio. Con diálogo y con compromiso, con sentido del deber y con responsabilidad; sintiendo y viviendo (*) ese compromiso ético que hace grande a un pueblo; uniendo nuestros corazones, porque hace décadas el pueblo español decidió, de una vez por todas y para siempre, darse la mano y no la espalda", finaliza el monarca, que se despide deseando Feliz Navidad en las cuatro lenguas cooficiales.
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