Serafín Cano es un seronero de pura cepa, como los jamones que vendió durante veinte años hasta que la empresa donde trabajaba dio en quiebra. Entonces se levantó con cara de parado una mañana y dijo que eso no podía seguir así: vio un documental de caracoles en Antena 3 y decidió embarcarse en la aventura de instalar una grana de cornudos moluscos en un finca de La Jauca.
Fue para ello a hacer cursillos de formación a Galicia y a Egea de los Caballeros (Zaragoza) hasta que se vio ya preparados para poder guiar una explotación en su propia tierra. “Con 56 años y la ayuda de dos hijos me he convertido en empresario, con la marca Caracoles el Perdiz”.
Serafín se fue a tierras aragonesas y compró 65.000 caracoles reproductores que habían estado invernando en cámaras. “ Me gasté 5.000 euros pero estaban fuertes como robles, deseando aparearse cuando los solté en el invernadero de 3.000 metros que les acondicioné bajo plástico, más 90 metros de sala de reproducción”, expone.
Ahora cuenta con más de 150.000 individuos y ha suministrado a otras pequeñas granjas de El Ejido, Pechina y Huércal-Overa. Además ha introducido la novedad del caracol ya cocido que vende en bolsas termoselladas para la hostelería. Las ventas de este caracol criado en Serón están en torno a los 20.000 kilos anuales y según Serafín “el problema es que faltan caracoles”.
Dos cuñadas emprendedoras, Esther Fructuoso y María Dolores Lázaro, tras dejar la banca, se lanzaron hace un par de años a la cría de caracoles en La Cañada de San Urbano. En Los Guiraos de Cuevas del Almanzora, la Sociedad Agraria de Transformación que preside Matías Gómez Cervellera, ha construido una fábrica donde producirá alevines para los agricultores para aprovechar la baba y el caviar del caracol que se paga hasta 1.500 euros el kilo para cosmética.
En Pulpí, hay otro criador de caracoles (helicicultor), Pedro Sánchez, y así hasta más de una docena de granjas en la provincia que van en aumento. Así lo certifica el Instituto de Formación Agraria, Ifapa, que imparte desde hace más de una década cursos de helicicultura, una actividad que cuenta con 175 granjas en Andalucía, cuando siete años solo había una registrada.
Solicitudes al alza Durante el último año ha crecido de manera exponencial la solicitud de cursos. Asimismo se han registrado 162 visitas concertadas a este centro para recibir indicadores técnico-económicos y procedimientos.
Esta actividad de experimentación y transferencia ha propiciado el inicio de este tipo de actividad ganadera como complemento de rentas en las explotaciones agrarias y se ha constituido la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía, así como dos sociedades cooperativas andaluzas.
La Consejería tiene en trámite una orden en la que se establecen las normas básicas de la ordenación zootécnica y las condiciones sanitarias de las explotaciones como explotación ganadera, con una variedad en ecológico.
La mayor parte vienen de Marruecos
Los técnicos aseguran que la crianza de moluscos es cada vez más una alternativa rentable para el autoempleo, ya que la demanda de caracoles en España es, según los datos que baraja la Asociación de Criadores Helicicultores de Andalucía, 20 veces superior a lo que se produce. El kilo de este molusco se paga a entre ocho y doce euros el kilo. Una superficie de unos 500 metros cuadrados de Helix aspersa genera unos 3.000 kilos de caracoles al año, lo que puede reportar unos 18.000 euros anuales. España consume de media unos 4.000 kilos de caracoles año, de los cuales la mayoría llegan de Turquía y Marruecos.
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