Fueron esos años en los que Almería parecía que se comía el mundo con la inminente celebración de los Juegos Mediterráneos.
Además del Estadio y la mejora de instalaciones, uno de los paradigmas de la expansión de la ciudad en esos años preolímpicos -prologados en Túnez por el micrófono amarillo de Joaquín Jiménez y el salto atlético de Megino- fue la nueva Avenida del Mediterráneo (la antigua Carrero Blanco) donde empezaron a brotar negocios, bares y comercios y hoteles como el Tryp, el Elba, Fama Once y el actual Avenida (antiguo Vincci).
Hoy día, esa misma Avenida del Mediterráneo, más consolidada, más habitada, con aquellos edificios que se levantaban entonces, trata de mantener abiertos los hoteles que entonces se inauguraron.
El antiguo Hotel Vincci -hoy Hotel Avenida- propiedad también de Mañas Cano, cerró en 20012 sus puertas y volvió a reabrirlas en 2016, tras unas obras de remodelación.
El edificio fue diseñado por Luis Fernández y Luis Pastor. Vincci se mantuvo diez años en una época de fuerte actividad económica en la ciudad. Pero no pudo después mantener las expectativas económicas trazadas de 15.000 ocupaciones y tuvo que cancelar por anticipado el contrato de 15 años con los propietarios. Vincci se mantiene en Almería como operador del Hotel La Envía Golf, propiedad de Cajamar.
El Vincci, como el Tryp, fueron unos de esos hoteles hijos de los días alegres de la ciudad; de la llegada del siglo XXI preñado de inversiones con la vista puesta en los Juegos Mediterráneos y en todo el caudal de dinero. Es verdad que llegó esa ríapitá, pero igual que llegó, se desvaneció cuando se marcharon los atletas, cuando El Toyo se estancó, cuando desaparecieron los pies descalzos de Juan Imedio jugando al golf, cuando empezaron a visionarse las primeras quiebras inmobiliarias. Ahora, parece que vuelve a barruntarse un pequeño repunte en el consumo y los hoteles urbanos pueden llevar la delantera en la senda de la recuperación.
En el Avenida del Mediterráneo permanecen también, además del Avenida, el Sercotel Gran Fama, en su momento de la cadena Husa, de Joan Gaspart, y el Hotel Elba. En el centro funcionan con cierta estabilidad el Torreluz, junto al AC, el histórico Hotel La Perla, el Costasol, Catedral, Aire y los nuevos apartamentos turísticos de Olivencia.
El Zapillo y el Paseo Marítimo, sin embargo, zona turística de la ciudad por antonomasia, no ha conseguido en este tiempo contar con un hotel de cierta entidad, un barrio que sigue acosado por la falta de aparcamiento.
El Gran Hotel, el más emblemático de todos, ha reiniciado su marcha de la mano de la cadena Ohtels.
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