Resulta complicado definir la excelencia en una empresa. La Real Academia Española describe este término como la superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo. La teoría, a priori, parece sencilla. Sin embargo, en la práctica la cosa se complica. Por ello, quizás, para esclarecer en qué consiste la excelencia es más práctico conocer en qué no consiste. Saber cuándo no se cumplen estas condiciones. Y en eso todo el mundo parece estar de acuerdo. Porque si algo no es perfecto, se percibe al instante.
No obstante, en la provincia de Almería hay empresas que sí se amparan dentro de este concepto de excelencia. Entidades que en los valores objetivos son referencia, con números, datos, trayectoria e historia impolutos. Pero que también poseen un lugar privilegiado en todos aquellos aspectos subjetivos, esto es, la percepción que la sociedad tiene de ellas, el trato a sus empleados o la utilidad de sus productos y servicios. Objetividad y subjetividad unidas con la empresa como punto de encuentro. Una buena definición de lo que podría ser, en lo práctico, la excelencia.
Encontrar esta perfección, por tanto, es un ejercicio complicado. No todo el mundo es capaz de lograr algo así. Pero en Almería son varias las empresas que lo consiguen a base de tesón y esfuerzo. Y de todos los sectores. Desde el hortofrutícola, donde la provincia es una referencia internacional, hasta el financiero, pasando por el cultural, el de la construcción, el educativo, el sanitario, el del diseño o el de seguridad.
Entidades que, a lo largo de los años, han bordado una relación cercana e inmejorable con sus clientes, han aportado valores positivos a la sociedad y han logrado que sus empleados sean parte de la familia.
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