El Maricastaña se queda con el bar El Barril

Fue una de las cervecerías más emblemáticas del Parque que ha ido cambiando de arrendatarios

La cervecería El Barril fue abierta en 1971.
La cervecería El Barril fue abierta en 1971.
Manuel León
22:07 • 01 mar. 2022

Grupo La Pita, que gestiona cuatro establecimientos hosteleros en la provincia -Mariscastaña Almería, Maricastaña Aguadulce, La Bonita y Otilio- se ha quedado en arrendamiento con el local del antiguo bar El Barril, en el Parque Nicolás Salmerón de la capital, esquina Arapiles. Se trataba de uno de las cervecerías más emblemáticas de esa parte de la ciudad, desde que fue abierta en 1971 por un operador de cámara de origen británico llamado Ginger, quien consagró el local al cine llenando las paredes con rostros de estrellas del celuloide, precisamente cuando aún quedaban los rescoldos de los grandes rodajes.



También fue anteriormente durante un tiempo parada de aficionados a la caza mayor como Antonio García Alonso, propietario del inmueble, Domingo Vizcaíno, Cristóbal Zurano y Joaquín Vázquez de Piensos La Foca. Hasta que cogieron el testigo los hijos del propietario, los hermanos García Cuenca, que unieron El Barril a la antigua cafetería Nervi. Desde entonces, el antiguo Barril ha cambiado varias veces de arrendatarios, el último con la hamburguesería Motown Soul Food, que aún conserva los rótulos en la fachada. 



Con este nuevo negocio, en vías de ser remodelado, Grupo La Pita incrementará su oferta en la ciudad, donde ya dispone del local del antiguo Cayetana (Otilio) en la Rambla y de La Bonita y Mari Castaña más allá de La Térmica y un segundo Maricastaña en el Puerto Deportivo de Aguadulce.



El edificio de El Barril, diseñado por Guillermo Langle, es uno de esos del Parque que aún conserva el sabor de la vieja ciudad burguesa casi un siglo después desde que fuera proyectado para el industrial de la uva Francisco Alonso Martínez.



De hecho, el local de El Barril fue en su origen el despacho de este empresario parralero oriundo de Terque, que hizo fortuna antes de la Guerra Civil en alianza con su hermano Trinidad.



En su origen, era una vivienda de planta baja que había pertenecido a Francisco Gallardo Avendaño, antiguo práctico del Puerto. Aún se mantienen intactas, como un capricho, sus columnas colgantes y las balconadas acristaladas con vidrios de colores. 





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