La compra online y el teletrabajo se establecen en la nueva normalidad

2022 será, según todos los indicios, el primer año de la recuperación del gran consumo y de los niveles económicos anteriores a la pandemia. El crecimiento de los distintos niveles es un hecho y todo parece indicar que hay algunos sectores que ya se han convertido en los motores de la economía.

La venta online dispara sus cifras y las mantiene tras la pandemia

Si bien la pandemia provocó que el crecimiento del ecommerce fuera exponencial, en la «nueva normalidad» arroja datos muy positivos. De hecho, en 2021 creció un 2,9 % en FMCG (Fast Moving Consumer Goods, bienes de consumo rápido como alimentos, bebidas o ropa, entre otros).

Se espera que el crecimiento se estabilice en el primer semestre de 2022 y que pueda aumentar en la segunda mitad del año. La previsión de Kantar se sitúa en torno a los 76.600 millones de euros, una cifra similar a la de 2019. La evolución afectará a productos perecederos, frescos, alimentación envasada, productos de droguería y bebidas en general.

La venta online de productos de belleza aumenta un 12,3 % y la moda, un 20,8 %. Uno de cada cuatro euros fuera de casa se consume en productos para llevar. Además, las compras físicas para el hogar bajan hasta 233, mientras que en 2013 la media fue de 273.

El teletrabajo ha llegado para quedarse como un hábito más del día a día

La implantación del teletrabajo estaba justificada para evitar los contagios, pero en el presente año afectará al 7 % de la población. Esta modalidad de trabajo ya no solo es una opción para las empresas, sino también para los trabajadores. El reciclaje de muchos trabajadores en freelancers, tras sufrir un ERTE o el despido, ha sido definitivo para cambiar el panorama laboral del país. Sobre todo, en el sector digital, en el que la presencialidad se ha demostrado que no es necesaria en el día a día, permite a desarrolladores web, analistas de datos o marketers a mejorar la conciliación gracias a opciones como el teletrabajo. Prueba de ello es el crecimiento de multitud de plataformas online como Fiverr, en las que los profesionales ofrecen sus servicios digitales de forma autónoma.

La inflación y su incidencia en el consumo

El IPC (índice de precios al consumo) se situó en enero de 2022 en el 6,1 %, lo que supuso una bajada del 0,4 % en relación con diciembre. Sin embargo, la tendencia alcista se alargará hasta 2023, lo que puede provocar que el consumo se resienta.

El incremento del precio de la energía tiene como consecuencia directa un coste mayor de producción, que termina abonando el cliente final. Curiosamente, en 2022 se podrá comprobar cómo los fabricantes equilibrarán la balanza lanzando al mercado productos premium y grandes descuentos en productos básicos con el objetivo de ajustar mejor su oferta a la demanda.

Según el BBVA Research, la inflación es una grave amenaza para confirmar la estabilidad de los datos citados. De hecho, se espera que alcance el 7 % a final de este año y que en 2023 se quede en un 2,5 %. Todo dependerá de si la Unión Europea acepta la propuesta de España y Portugal de regular los precios de la energía eléctrica.

El estudio Caixabank Research del primer trimestre de 2022 parece ser más optimista. De hecho, se confirma que el nivel de consumo subió un 7 % en comparación con el mismo periodo de 2019. El uso de las tarjetas de crédito para abonar un producto o servicio experimentó una subida del 10 % respecto al primer trimestre de 2019.

La compra de FMCG experimentó un crecimiento de un 49 %, un 47 % y un 49 % en enero, febrero y marzo, respectivamente, en comparación con los niveles alcanzados en 2019. El gasto aumentó en febrero, pero sufrió un retroceso en marzo.

El comercio electrónico ha aumentado un 59 % en comparación con el primer trimestre de 2019. El análisis confirma que la sexta ola del coronavirus provocó la bajada de consumo en enero, la recuperación en febrero y una nueva bajada en marzo provocada por la guerra en Ucrania.

La Comisión Europea ha certificado que el mes de marzo ha provocado el mayor retroceso en el consumo desde el comienzo de la pandemia. La escalada de la inflación ha provocado el aumento de la confianza en el comercio electrónico. La tasa de crecimiento interanual puede situarse en el 8 %.

Unas previsiones optimistas

Todo parece indicar que el IPC puede ir regulándose progresivamente siempre que se mantengan las circunstancias actuales. No en vano, el comercio electrónico ha sabido adaptarse a la nueva situación ofreciendo alternativas variadas al consumidor y siempre intentando ajustar los precios al máximo.

Lo mismo sucede con el teletrabajo, que ha pasado de ser un elemento del plan de conciliación familiar a convertirse en una alternativa real que ha confirmado su eficacia.

En ambos casos, el cliente final de todo tipo de propuestas electrónicas tiene mucho más fácil el poder hacer la compra, encargar comida o seleccionar un producto concreto sin tener que perder su tiempo buscando en las respectivas tiendas físicas.

Se espera que en el segundo semestre del año la economía comience a mostrar los primeros síntomas de recuperación definitiva. En caso de ser cierta la previsión de una bajada de la inflación cercana al 5 %, es muy probable que se superen los datos de 2019 y que las consecuencias económicas de la pandemia dejen de ser tan difíciles de superar.

Igualmente, el auge del comercio electrónico en 2020 ha logrado una interesante estabilidad que, si bien ha afectado a las tiendas físicas, también ha propiciado la transformación digital de pymes y negocios para adaptarse a las necesidades reales de su clientela final.

Finalmente, todo parece indicar que a finales de 2022 se podrá confirmar que la recuperación económica es un hecho e incluso certificar que se han superado las cifras históricas de facturación en todos los sectores. Todo dependerá de la situación sanitaria y política que se viva en los próximos meses del año.