Optimismo en torno a las cifras, prudencia sobre la actual situación y las perspectivas de futuro tanto de l Grupo Cajamar como del conjunto de la economía española. Juan de la Cruz Cárdenas, presidente de Cajamar, explicaba ayer que todos los indicadores apuntan al inicio del camino de la recuperación.
Pero también quiso aclarar que por el momento se puede apuntar al fin de la recesión, pero no tanto del final de una crisis que aún dará quebraderos de cabeza a las empresas y a las familias. En cualquier caso el crédito fluye de nuevo, como así apuntan los datos del último año y, sobre todo, los de los primeros meses del presente año 2014, y eso es un síntoma de un regreso a la actividad que ha estado en letargo durante más de seis años.
En su discurso abundaron las palabras trabajo y esfuerzo, con guiños hacia un optimismo que basó en los datos positivos de la entidad y de la economía española en general y almeriense en particular.
Pero los próximos meses serán esenciales para saber si la inversión se coloca en niveles que permitan tirar de la actividad productiva y, sobre todo del empleo, “porque la tasa de desempleo sigue en máximos y, como consecuencia de ello, la renta disponible de las familias no deja de caer, arrastrando con ello unas tasas de morosidad que siguen siendo muy elevadas”.
En esa situación que oscila entre datos preocupantes y otros que apuntalan la idea de una recuperación incipiente, Cárdenas Rodríguez asegura que el Grupo Cooperativo Cajamar y la propia caja, como motor de ese grupo, ostentan una situación que se ha reforzado con un saneamiento que supuso un esfuerzo importante, pero que la deja en la mejor posición para seguir liderando el grupo de entidades cooperativas españolas.
La entidad almeriense ha hecho los deberes, cumple con las exigencias de la Autoridad Monetaria y lidera el desarrollo de la banca cooperativa. No teme a los test de estrés, a los que se deberán someter el conjunto de las entidades financieras españolas, y de hecho considera que los ‘deberes’ se han hecho en tiempo y forma para dotar de solidez y solvencia al futuro Banco de Crédito Social Cooperativo, una nueva entidad de la que Cajamar posee más del 90 por ciento del capital, mientras que el resto se lo reparten otras 31 cajas rurales españolas, 19 de ellas integradas en el Grupo Cooperativo Cajamar y otras 13 que aún no forman parte del mismo.
Tras realizar las dotaciones, reforzar sus recursos propios y hacer sólida su posición, Cajamar considera que “ha llegado nuestra hora” para dar el siguiente paso, la puesta en marcha del BCC que se producirá el próximo 1 de julio.
El presidente de Cajamar quiso despejar dudas y apartar fantasmas y aseguró que el nacimiento del banco no supondrá, en ningún caso, la desaparición de Cajamar tal y como se la conoce “porque la caja seguirá siendo la base de nuestro modelo cooperativo, basado en estar cerca de nuestros socios y clientes, en dar un servicio y una respuesta adecuada a cada uno de ellos y a estar junto a nuestros sectores productivos, en especial con la agricultura”.
Hay otros modelos, evidentemente, pero en Cajamar están convencidos de que el camino que ellos han emprendido es el correcto.
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