De lagartijas y secas ramblas a tecnópolis

Cajamar abre en el PITA el edificio más moderno de Andalucía

Flamante edificio de Cajamar en el PITA donde trabajarán un millar de empleados
Flamante edificio de Cajamar en el PITA donde trabajarán un millar de empleados
Manuel León
14:38 • 16 abr. 2015

Si se tendiera toda la fibra óptica que esconden sus paredes habría para llegar hasta Vera: cien kilómetros de cable a una velocidad de 100 gigas que convierten al nuevo edificio de Cajamar en el PITA en el más moderno de Andalucía. Ayer la entidad financiera presentó en sociedad esta mole que ya brilla en el tecnoparque almeriense y que ha supuesto una inversión de 17 millones de euros.
Ya han tomado tierra 679  profesionales de empresas participadas del Grupo y en los próximos meses alcanzará una ocupación de 990 puestos de trabajo de forma escalonada. De ellos, 90 son técnicos de Hispatec, 326 de Eurovías y 163 de Tarquet. A ello se une un centenar de Insa, empresa participada por la multinacional IBM y por la aseguradora Catalana Occidente.
El diseño ha correspondido al estudio almeriense Arapiles Arquitectos y la ejecución a las contructoras Jarquil y Tejera. La puesta en funcionamiento de este edifico, junto a la sede central Pitágoras, ha supuesto un impulso colosal para la tecnópolis almeriense que trata de atraer desde hace una década a empresas de perfil innovador.
Las obras del nuevo centro de servicios de Cajamar comenzaron en junio de 2013 y el resultado es un inmueble de cerca de 20.000 metros con cinco plantas y tres más bajo rasante situado en la Avenida de la Innovación.
Manuel Gutiérrez Navas, director de Comunicación de Cajamar, indicó en la presentación que “se trata de un edificio singular, referente arquitectónico y pionero en la provincia”. Manuel Jiménez, director de Infraestructuras de la entidad, recordó que “este proyecto partió del afán de reagrupar a las empresas participadas en una sede y se hizo un concurso de ideas al que se presentaron 11 proyectos de los que se preseleccionaron tres hasta dar con el proyecto ganador, con el apoyo de la consultora Idom, es un edificio por sostenibilidad único en Andalucía”.
El arquitecto Luis Fernández lo calificó como “una sede de alto nivel y de eficiencia energética, con varias fachadas que trasladan imágenes diferentes, con un material innovador como el Dekton y cemento fotovoltaico”. Alfonso Monje, también arquitecto de Arapiles, enfatizó “su carácter diáfano, con zonas abiertas y luz natural desde un gran atrio central”.
El centro cuenta con cinco salas de formación, 135 plazas de aparcamiento con posibilidad de carga de vehículos eléctricos y reserva para autos de uso compartido.




Revolucionario Dekton
También ofrece el servicio de una cafetería restaurante para 450 personas con una lámina de agua en la terraza, centro médico, guardería para 74 niños, gimnasio-vestuario, archivo documental y 1.500 metros de zonas verdes que suponen el 30% de la superficie total de la parcela.
La fachada esta compuesta por diferentes tipos de cerramiento como la superficie innovadora Dekton, suministrada por la multinacional almeriense Cosentino por primera vez en España. La responsable de este material, Natalia Agromayor, indicó que “en total se han instalado 6.000 metros de Dekton en el edificio, en fachadas, suelos, aplacados y baños, es el mayor proyecto de Dekton del mundo donde ya hemos instalado 50.000 metros”.
La cubierta presenta un sistema mixto que combina los acabados en gres porcelánico y cámara de aire bajo el pavimento flotante que ayudan e a reducir el efecto isla de calor y aporta los beneficios del efecto abrigo frio con una zona ajardinada.




Lago, centro médico, guardería y gimnasio
El Centro de Cajamar en el PITA incorpora sistemas de eficiencia energética innovadores que permitirán reducir el consumo energético un 70% respecto de un edificio estándar. Las medidas permitirán un ahorro energético de 21 toneladas equivalentes de petróleo al año. El sistema general de climatización se basa en un sistema aire-agua a cuatro tubos, configurado con un caudal variable en función. En cuanto al sistema general de producción, la central de generación está formada por las unidades más eficientes del mercado, con dos unidades enfriadoras con compresores de levitación magnética y otra con doble compresor de tornillo inverter. Se ha dispuesto un lago artificial que funciona como regulador térmico. Existe un depósito inteligente de 30.000 litros que recoge las aguas pluviales y las de condensación, lo que permite abastecer las necesidades de agua no potable en el interior y el riego de las cubiertas y las zonas ajardinadas. La instalación fotovoltaica se ha integrado arquitectónicamente sobre la cubierta del edificio, generando energía para autoconsumo del propio edificio.




De ramblas secas y lagartijas, a tecnópolis
La lluvia, tan inesperada como un esquimal en esa zona de El Alquián, empapaba ayer los cristales del flamante Centro Tecnológico de Cajamar en su puesta de largo. Dentro, entre muebles color arce, reinaba la calma, con los empleados de Eurovías, atentos a las pantallas con el Windows 7. Al lado se divisaban los de Hispatec (allí, entre grandes ventanales, todos se ven) y debajo el centro de atención al cliente de Cajamar: una empleada daba explicaciones a un ahorrador sobre las posibilidades de una tarjeta electrónica. Todo diáfano, nuevo, oliendo aún a papel de embalar.
Hace solo unos años, en estos pagos solo había tierra colorada, lagartijas y la mole de Sierra Alhamilla en el horizonte. Ahora refulge el cemento, sostenible, el acero, el cristal y, se supone, que el talento, entre calles consagradas a Madame Curie o al riojano Ginés Morata.
Quizá no hay en la provincia un espacio con tanto futuro, con tanto poder para encandilar, con tanto, sin embargo, aún por hacer. Es, este torrente tecnológico en una tierra de productores, un arma cargada de futuro, como dijo alguien de la poesía. ¡Qué bueno que viniste, Cajamar! habrá exclamado más de una vez en estas últimas fechas Rafael Peral, el actual gerente del Parque, con las manos sobre la nuca, desde su vecino despacho. El Pitágoras, surgido bajo el sello de Ferrer y mármol blanco ya tiene rival bien avenido con Cajamar y el rotring de Arapiles.
Va pareciendo algo ya el PITA, incluso para los más escépticos con este remanso de  ciencia y tecnología bajo el que se concibió hace una década, cuando capitaneaban la nave Alfredo Sánchez y Martín Soler. Todo llega, todo va llegando. Más aún con este edificio singular, único, en el que se podría comer sopa en el suelo de piedra, gobernado por un sosiego trasladado como de las páginas de Un mundo Feliz, de Huxley (a pesar de un susto en el ascensor).
Pronto se llenará de niños la guardería, de coches eléctricos el garaje, de deportistas el gimnasio y de daiquiris de media tarde la cafetería junto a un lago tropical. Parece mentira, pero es verdad. El PITA parece que no era solo un sueño.








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