Más allá del confín

En este cuarto de siglo la universidad almeriense ha producido más de 44 mil titulados

Campus de la UAL en La Cañada.
Campus de la UAL en La Cañada. La Voz
Andrés Sánchez Picón
01:37 • 02 jul. 2018

Mi amigo Miguel Arranz dibuja cada día un editorial en La Voz de Almería con sus viñetas. Recuerdo que hace unos meses publicó una en la que un paisano era interrogado por una reportera en lo que parecía ser el Paseo marítimo de la playa de la ciudad: “¿La universidad?” –le preguntaba la periodista-; “Allá, to lejos”, responde el vecino, extendiendo su brazo en dirección al Cabo de Gata.



En efecto, para la mayoría de los almerienses la Universidad que este año cumple 25 años se encuentra bien lejos, más allá de la boca del río, en un predio abierto en mitad de lo que se conoce como la Vega de Allá; a más de media docena de kilómetros del centro de la ciudad.



Vamos camino de medio siglo de cuando en la postrimerías del régimen franquista, en los meses de la primavera de 1975, se aceleraran las negociaciones entre las instituciones que sostenían el Patronato del Colegio Universitario de Almería, dependiente de la Universidad de Granada, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la capital, y los propietarios del Cortijo de la Victoria en el paraje de El Bobar en la Cañada.  



Así, en el curso 1976-1977, el primer edificio universitario entraría en servicio, y las instalaciones dedicadas a la educación superior comenzaban a ganarle terreno a aquella antigua algaida que formaba parte de una llanura inundable. A pesar de la distancia, comenzaban a quedar atrás las estrecheces y limitaciones de las antiguas caballerizas de la finca del gobernador también llamado Cortijo de Fischer.



No sé si en esa decisión de hace 43 años pesaría una visión estratégica que contemplara las posibilidades futuras de crecimiento del novedoso recinto universitario. Faltaban casi veinte años para la emancipación del incipiente campus almeriense de su alma máter granadina y me barrunto que tal vez fuera el coste y la disponibilidad de terrenos  la  primordial consideración en la adquisición realizada entonces. En todo caso, se ponían las bases de un espacio universitario que ha ido creciendo y concentrando, tras la creación de la UAL hace 25 años, la totalidad de las titulaciones universitarias.  El primer inquilino del antiguo cortijo de la Victoria, el Colegio Universitario, abrió una senda que han seguido el resto de los centros de enseñanza superior que se encontraban antes dentro del casco urbano de la ciudad de Almería (las Escuelas de Magisterio, Empresariales, Enfermería, Relaciones Laborales o el último, Trabajo Social) que junto con las nuevas facultades, tanto de ciencias sociales y humanidades, como de ciencias experimentales e ingenierías, han terminado compartiendo y ampliando el campus de la Cañada.



En este cuarto de siglo la universidad almeriense ha producido más de 44 mil titulados, con un impacto económico estimado en el estudio que dirigieron los profesores Céspedes y Guarnido en 2013, equivalente al 5 por cien del PIB provincial. Ocho centros o facultades, 66 titulaciones entre grados y másteres, unos 700 estudiantes extranjeros cada año, casi 80 doctores y doctoras nuevas en cada curso académico, 14 mil estudiantes cada curso y  más de 900 profesores han terminado convirtiendo a la UAL en una de las instituciones fundamentales en el desenvolvimiento económico y social de  Almería.



Y sin embargo, para muchos la contribución de la universidad a Almería pasa desapercibida y se alzan voces que demandan una mayor presencia de la institución universitaria en la ciudad, como un recurso fundamental para la revitalización de su alicaído centro histórico.



La UAL es de la ciudad de Almería, sí, pero también de su provincia, a la vez que recibe estudiantes de otros territorios más o menos lejanos.  Pero a pesar de tratar de ubicar su oferta educativa en un escenario cada vez más global, su origen, su identidad y su compromiso con el entorno, le obligan a mirar de nuevo a la ciudad en donde nació. No es eficiente, desde mi punto de vista, hacer regresar alguna facultad al centro histórico; pero la oferta cultural, impulsada desde la UAL y dirigida tanto a la comunidad universitaria como a la ciudadanía en general, debe buscar un acomodo digno en la ciudad. Este es uno de sus retos pendientes.


*Andrés Sánchez Picón es Catedrático de Historia Económica de la UAL


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