Le ha tocado la difícil tarea de cogerle el testigo a Antonio Salmerón y sus dulces palabras sobre la Semana Santa de Almería. Y, para el más difícil todavía, es el primer sacerdote en pregonar los días más cofrades del año desde que lo hiciera Juan José Martín Campos en el año 2016. Su arrolladora personalidad y su poder de convocatoria le han granjeado no pocos seguidores y más de un detractor. En cualquier caso, no deja a nadie indiferente. Nacido en Laroya en la Nochebuena de hace unos cuantos años, el carismático Ramón Garrido Domene atiende a LA VOZ desde su despacho en la Casa Sacerdotal San Juan de Ávila, ya como pregonero de la Semana Santa de Almería del año 2023:
- ¿Contento con la designación?
Contento y, a la vez, con miedo por la expectativa que se ha creado. No sé si estaré a la altura de las circunstancias.
- ¿Abrumado por la avalancha de felicitaciones que le han llegado?
Abrumado, consternado... No pensaba que tuviera tanta trascendencia en la sociedad almeriense ser nombrado pregonero de la Semana Santa.
- Suele haber cierta polémica cuando se elige a un sacerdote pregonero de la Semana Santa. ¿Cómo defiende un sacerdote pregonero ese papel frente al cofrade de a pie?
No tengo que decir si un sacerdote debe ser pregonero o no. Lo que avala que un sacerdote sea pregonero es su experiencia en la vida de oración y en la misión pastoral.
- ¿Es una forma de dar otro punto de vista del mundo cofrade?
Sí. Estoy dándole vueltas a la cabeza y el pregón, por mi dimensión sacerdotal, tiene que ser evangelizador y que lleve a las personas a Dios.
- ¿Cómo ve y vive la Semana Santa de Almería?
En primer lugar la vivo como un cristiano más de a pie de la ciudad de Almería. La Semana Santa de Almería va creciendo por días, por años y por momentos. La secularización está haciendo merma y no podemos olvidar que la realidad más palpable, más visible, de la Iglesia es la de las hermandades y cofradías.
A mí me gusta vivirla, primero porque son los misterios de nuestra fe, pero también por vivirla con las cofradías. La Iglesia no puede olvidar la realidad de la religiosidad popular, que abarca, aglutina y ayuda a muchísimas personas a encontrarse con Dios. Sería un error que la Iglesia no cuidara la religiosidad popular creyendo que no se llega a Dios a través de ella; al revés, la religiosidad popular es un puente que Dios nos ha puesta y que nos ayuda a canalizar a muchas personas.
- Se dice que es el colectivo más importante de la ciudad, el que más vida da a Almería. ¿Qué papel tiene el mundo cofrade dentro de la Iglesia?
Tiene un papel importante. Ahora, como administrador parroquial de San Ildefonso, tengo que reconocer que los pulmones de San Ildefonso son el Perdón y la Macarena. Mis hermanos sacerdotes tienen que saber aprovechar esas plataformas para el campo de la evangelización, para hacer una Iglesia en salida, que es lo que pide el papa Francisco.
- Más allá de grandes cifras económicas y rumores aparte, ¿cómo está la Iglesia en Almería?
Es una Iglesia que está sufriendo debido a muchas heridas que tiene (la económica, la escasez de vocaciones y la secularización). Por eso la Iglesia tiene que apoyarse en las hermandades y cofradías para curar y cicatrizar heridas como la secularización
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