El pasado 2 de febrero, Día de la Candelaria, vecinos y habituales de los alrededores de la Catedral pudieron verse sorprendidos por un sonido nuevo, mucho más profundo que el habitual: tras décadas en silencio, la llamada 'Campana Gorda' de la torre del primer templo de la Diócesis volvía a sonar.
Sonará dos veces al día, tal y como indica a LA VOZ el prefecto de pastoral de la Catedral, Juan José Martín Campos: a las 12 del mediodía, con el Ángelus, y en la llamada a misa.
Todo, gracias a la instalación de un motor que ha permitido que su badajo vuelva a golpear el centenario metal de la campana, protegiéndolo así de la otra alternativa para hacer que suene: el montaje de un martillo que golpee la campana, como sucede con el resto de las que suenan en la torre catedralicia, las del reloj.
Cerca de 1.400 kilos de metal suenan ahora tras, al menos, tres décadas en silencio. De hecho, no hay constancia documental de cuándo dejó de sonar (ni el por qué). No obstante, sí hay quienes recuerdan que se hiciera sonar al estilo manual, de forma puntual, para alguna festividad como el Corpus Christi de hace unos pocos años.
"Se trata de la campana litúrgica más antigua junto a las del reloj, que son de finales del siglo XVIII", explica Martín Campos.
La campana dataría de los primeros años del 1800 y artísticamente es una de las más valiosas de cuantas se encuentran en el campanario de la Catedral de Almería. No en vano, en ella se representan distintas imágenes alusivas a la Pasión de Cristo: un crucificado está rodeado con símbolos como el martillo, lanza, clavos, un gallo, escalera y tenazas.
Precisamente por estas características artísticas, también es conocida como la 'Campana de la Pasión'.
Además, en su metal está grabada una referencia al obispo Villalán. Cabe la posibilidad de que se hiciera alusión al uso de otros bronces para fundir esta campana, pudiendo ser alguno de ellos una de las campanas originales del templo, del periodo del obispo fundador de la Catedral de Almería.
De esta manera, la ciudad recupera "el bellísimo sonido de esta gran campana de nuestra Catedral, como signo para los cristianos convocados por su voz", explica Martín Campos.
Cabe recordar que, de las ocho campanas que tiene la torre de la Catedral, cinco de ellas son relativamente modernas, siendo de la década de los 40 del siglo XX. Las salvadas de la destrucción en plena Guerra Civil son solo tres: las situadas en la espadaña que dan las horas y los cuartos del reloj (fundidas en 1781) y la Gorda o de la Pasión, situada en la sala de campanas y fundida alrededor de 1801, que vuelve a sonar ahora tras décadas en silencio.
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