En unos pocos días, a finales de abril, Manuel López Domene cumplirá 64 años. 41 de ellos en su hermandad de Angustias y bajo el paso de su virgen, sin haber faltado ningún año y a pesar de que los dos años de la pandemia le “enfriaron” un poco. Solo entonces pensó en la retirada, pero le frenó un motivo: su hijo menor, David, pasó a ser capataz de la cuadrilla. El mismo motivo que llevó al hijo mayor, Manu, a regresar después de trece años. El año pasado la lluvia les impidió marchar los tres juntos por primera vez, algo que esperan pueda ser este Jueves Santo.
Pero vámonos atrás en el tiempo, hasta el año 1982. Manuel formó parte de una de las primeras cuadrillas de la Semana Santa de Almería, lo que le hace ser, posiblemente, el costalero más veterano, y, el que más años lleva formando parte de las cuadrillas de esta Hermandad. “Ensayábamos en el centro, la sede estaba en la iglesia del Sagrado Corazón”. Posteriormente, se trasladaron a de Piedras Redondas hasta tener en la iglesia de San Juan su sede canónica. Desde hace una década, la estación de penitencia se realiza desde la Compañía de María.
“Antes no había cuadrillas de costaleros y había que buscarlos”, recuerda. “Teníamos que buscar gente y tenías que tirar de amigos, familiares, conocidos y compañeros de trabajo. No contábamos con costaleros de otras hermandades, como pasa ahora. Había mucha gente que estudiaba en Granada, que ensayaban allí, y venían y nos transmitían esos conocimientos”, narra. “La manera de andar y revirar eran nuevos. Dos o tres años vino una cuadrilla de Cádiz, que tenían muchos años de experiencia. Esa gente sabía mover, bailar y mecer la Virgen”, recuerda Manuel.
Inicialmente llevaban el paso a hombros. Allí, Manuel colocaba a su hijo Manu, con tres años, “y lo llevaba dos o tres chicotás, y él tan orgulloso decía que pesaba mucho, pero ni llegaba a tocarlo”, comenta. “Mi intención siempre fue que hasta los 16 años no entraran como costaleros, pero con 15 iban ya a los ensayos y si ensayaban luego querían salir también”.
Manu, el hijo mayor, llegó a salir varios años a hombros, pero se marchó a estudiar fuera de Almería. Se fue con 21 y “no tenía pensado volver, perdí un poco la chispa”. Justo el año que se marchó hubo un cambio de granadina a sevillano, de hombros a costal, un cambio que ya sí le pilló a David, el hijo menor, que empezó como aguador y que a partir de entonces pasó a ser costalero. Los dos hermanos nunca llegaron a compartir trabajaderas.
“Salir los tres juntos hace especial ilusión, porque tampoco sabemos cuántos años más va a estar nuestro padre portando su costal”, apuntan Manu y David. Casi lo hacen el año pasado, el primero de David como capataz, o “gestor de grupos”, como se autoconsidera, y que supuso también el regreso de Manu después de trece años. Pero la lluvia lo impidió, lo que supuso un jarro de agua fría para toda la Hermandad.
“El sentimiento lo tienes, pero hay quien lo manifiesta de una manera y quien no lo manifiesta”, dice Manuel. “Pero claro que se pasa mal, después de cinco o seis ensayos, ver la ilusión de la gente joven, y que llegue el día y a mitad del recorrido se ponga a llover, es un fastidio. He visto niños que han crecido con nosotros que lloraban y ver sus lágrimas debajo del paso es algo que no se puede expresar. ¿Quién mide ese sentimiento?”.
En la pandemia, Manuel López echó la vista atrás y recordaba que “los primeros años estábamos familia y amigos metidos, pero la vida te va cambiando y unos se salieron antes, otros después, y a mí me preguntaban que cuándo me iba a retirar. No me pongo una fecha, pero sí que en los dos años de la pandemia pensé que ya era hora de retirarme”. Pero entonces, una serie de cambios en la junta de gobierno llevó a David “a coger el martillo”. Y Manuel padre no se lo pensó: “me quedé y mientras pueda echar una mano estaré, voy a estar saliendo hasta el día en el que me duela algo”.
Toda su vida, los 41 años que lleva ininterrumpidos en su Hermandad y con su Virgen. No ha faltado nunca, pandemia aparte, ni siquiera cuando una fiebre casi le deja fuera de juego. Este Jueves Santo volverá a salir con su cuadrilla y su Virgen de las Angustias. “A todos les digo que es el ejemplo de fidelidad y de compromiso, aspectos tan importantes hoy en día. Y todo eso lo refleja mi padre”, sentencia David.
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