Cuando vio la luz pública, hace unos días, un contrainforme firmado por el obispo emérito de Almería, Adolfo González Montes, y parte de su equipo, el director de LA VOZ me puso una pregunta sobre la mesa. "¿Quiénes son?".
Se quedaba así en el aire una reflexión a raíz de la cuestión de Pedro Manuel de la Cruz: el ruido mediático a raíz de la situación financiera de la Diócesis de Almería es innegable, y los dos grandes protagonistas son de sobra conocidos.
Sin embargo, entre acusaciones y golpes de sacristía en sacristía, no es tan habitual que se le ponga rostro a los actores secundarios de este folletín lleno de alzacuellos que podría estar protagonizado por el banco Goldman Sachs. Por suerte, ese documento en el que González Montes explicaba (y justificaba) el origen de la deuda bancaria de la Diócesis de Almería pone nombres y apellidos a una parte fundamental de esta obra coral: los colaboradores del obispo emérito. Aunque no están todos los que son, estos son los nombres que firman junto a Adolfo González Montes:
Miguel Romera Domene
Quien fuera vicario general de la Diócesis de Almería y, además, vicario de asuntos económicos y obras es, posiblemente, el almeriense que mejor sepa qué ha pasado en las últimas décadas en las finanzas de la Iglesia almeriense. Callado y prudente, a día de hoy ejerce como párroco en Las Marinas (Roquetas de Mar) y mantiene toda la distancia posible con la situación de las finanzas de la Iglesia en Almería. Además, fue consiliario de la Hermandad del Prendimiento hasta hace unos meses.
Por sus manos pasaron una parte importante de las obras que se realizaron siendo González Montes obispo. De hecho, Romera Domene fue una pieza fundamental para la recuperación de la iglesia de Las Salinas de Cabo de Gata, así como para la consecución de la financiación necesaria para rehabilitar la torre de la Catedral con fondos del Gobierno de España.
Manuel Pozo Oller
El ex Vicario Episcopal para la Acción Pastoral y Clero y Ex Vicario Territorial para la zona del Poniente es, además, el último deán de la Catedral (hasta la llegada del actual). De perfil intelectual, se mantiene alejado de la controversia económica del Obispado. El actual párroco de Nuestra Señora de Montserrat es un hombre ligado a la historia de varias hermandades de la ciudad: vivió el nacimiento de Los Ángeles y también ha guiado los primeros pasos del Señor de la Vida, de la Hermandad del Resucitado.
Pozo fue, de hecho, el delegado episcopal para las hermandades en aquella época en la que se situó, a espaldas de la Catedral, una primera piedra de la futura (y nunca realizada) sede de la Agrupación y museo de la Semana Santa. Su amplio conocimiento del mundo cofrade le sitúa como probable autor de las actuales normas diocesanas para las hermandades.
Quienes le conocen de cerca aseguran que es un hombre estricto que habitualmente, en lo personal, se preocupa y desvive por los problemas de sus feligreses y personas cercanas, habiendo logrado guardar el equilibrio entre el episcopado pasado y el actual.
Juan Torrecillas Cano
Ex Vicario Territorial para la capital y zona centro, don Juan Torrecillas es un rostros habitual y querido de la Catedral y sus alrededores, ajeno a polémicas y alejado de asuntos de cifras y deudas (más allá de su firma en el contrainforme de González Montes). Fue deán del primer templo de la Diócesis y está íntimamente ligado a la Hermandad de los Estudiantes, cofradía de la que es consiliario.
Juan Antonio Moya Sánchez
El actual párroco de San Pedro ha devuelto la vitalidad a este fundamental templo del centro de la ciudad. Quien fuera vicario episcopal para la Educación Católica y Enseñanza de la Religión se mantiene al frente de esta prestigiosa iglesia del Casco histórico de Almería a pesar de su oposición a la gestión actual, que ha quedado manifiesta en distintas reuniones, más allá de la clara y legítima defensa que Moya abandera en distintos foros de la gestión de González Montes.
Lo que sí perdió este sacerdote de altísimo perfil intelectual (es doctor en Psicología y cuenta con un máster en Psicología clínica) es su vinculación con la enseñanza católica en Almería: no solo dejó de ser vicario episcopal para la Educación, sino que además dejó de ser el director del Colegio Diocesano de San Ildefonso.
En su trayectoria como párroco de San Pedro, más allá de revitalizar la parroquia, Juan Antonio Moya protagonizó un doloroso conflicto con la Hermandad del Rocío por el pago de las obras de remodelación de una de las capillas del templo, lo que llevó a la filial rociera a plantearse incluso el cambio de sede canónica a otro templo de la ciudad. El afán reformador de Moya -muy en la línea de Adolfo González Montes- hace que sobre la parroquia sobrevuele, a día de hoy, un proyecto de obras para recuperar el baptisterio y crear una nueva capilla para alojar las imágenes de la Santa Cena.
Carlos María Fortes García
El caso de este párroco de Vera y vicario territorial para la zona Norte y Levante fue el primer síntoma de un conflicto abierto entre dos bandos. La carrera sacerdotal de Fortes se auguraba prolífica y directa al éxito: cercano a González Montes, joven y padre de la fundación Artcupa, terminó conversando con el Papa Francisco sobre ese proyecto suyo "para la promoción del arte, la cultura y el patrimonio", terminó protagonizando un conflicto abierto con Antonio Gómez Cantero y saliendo de la Diócesis.
Actualmente, Fortes es capellán a media jornada del Hospital Marítimo de Torremolinos y vicario parroquial de la iglesia de Santa María del Mar de Torremolinos, tras dejar la Diócesis de Almería y encontrar el refugio episcopal del prelado de la Diócesis de Málaga. Todo ello, después de un indirecto cruce de cartas entre Gómez Cantero y el propio Fortes.
El obispo dejó al joven cura sin parroquia y le propuso (según una carta enviada por Fortes a todos los sacerdotes almerienses) irse un tiempo a Argentina y, más tarde, atender varios pueblos e incluso un par de capillanías. Tras varias conversaciones mantenidas con Gómez Cantero y con el vicario general que el propio Fortes relata en su carta, el joven sacerdote termina yéndose a la Diócesis de Málaga.
En su misiva, Fortes señalaba que "a día de hoy ni el obispo ni el vicario general me han dado las razones de la remoción de todos mis cargos. Solamente me han llegado comentarios de terceros que se decía de mi persona que había traído dinero de la mafia, que había hecho operaciones de blanqueo de dinero para abastecer las megalomanías del Obispo Diocesano, que había realizado gastos sin justificar y que es tal mi inmadurez personal que no tengo las habilidades necesarias para gestionar una parroquia y menos su economía. Todas esas acusaciones son falsas".
María del Mar López Andrés
La única mujer de la lista y, además, la única laica firmante del contrainforme es María del Mar López Andrés, quien fuera canciller-secretaria general de la Diócesis de Almería. Quienes conocen el funcionamiento del Obispado de Almería en la época de González Montes afirman que López Andrés era una de las personas de máxima confianza del prelado.
A día de hoy, López Andrés mantiene varios procesos judiciales con la Fundación Educatio Servanda por la gestión del colegio Mater Asunta, del que la excanciller es propietaria.
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