Han reunido a miles de personas en conciertos celebrados en lugares tan icónicos como Vistalegre o Cibeles, pero no son un grupo de música. Se autodenominan 'pringados' y hacen 'revolcaderos', pero detrás de términos así hay cosas mucho más normales de las que se pueda uno imaginar. Han bailado ante la Cátedra de San Pedro, uno de los lugares más sagrados y relevantes del Vaticano, pero no son unos alborotadores. O sí, a su manera. Pero lo hacían acompañados del propio Papa Francisco. Son Hakuna, una pequeña gran (y muy joven) revolución católica, y también están en Almería.
Con algo más de una treintena de miembros fijos (a los que habría que sumarle asistentes ocasionales), Hakuna se reúne cada jueves en la iglesia del Espíritu Santo, en el barrio de Altamira. Lo hacen a las 20.30 horas, para celebrar el acto fundamental de este grupo que llegó a Almería hace un par de años, fundado por dos chicas en colaboración con el párroco, Ignacio López.
"Es una comunidad de adoración", resume una de sus coordinadoras en Almería, Rocío Piñas. El Papa Francisco ha llegado a referirse a ellos como una "familia eucarística". Pero Hakuna es mucho más que un grupo de jóvenes que se reúnen un rato a la semana para rezar ante Jesús Sacramentado y, a decir verdad, es complicado explicar en pocas palabras qué es esa comunidad de adoración que está atrayendo a miles de jóvenes en toda España (y mucho más allá) y ganando cierta viralidad a través de las redes sociales.
Qué es Hakuna
Hakuna es una "asociación privada de fieles" (su forma jurídica), pero sus miembros, los autodenominados 'pringados', no pagan cuota alguna por pertenecer a un movimiento cuyo origen tiene mucho que ver con el Papa Francisco.
Fue en las Jornadas Mundiales de la Juventud de Río de Janeiro, en 2013, donde el Santo Padre le encomendó algo a los jóvenes católicos: "¡Hagan lío!". Y con esa misión debajo del brazo, el padre José Pedro Manglano recogió ese encargo papal y lo sembró en la asociación que había fundado solo un año antes como parte de la preparación para las JMJ celebradas en Brasil.
Una pregunta habitual al hablar de Hakuna tiene que ver con otras familias de la Iglesia. "¿Qué son? ¿Del Opus, kikos...?", se preguntan muchos. Y ni una cosa ni otra: si bien Manglano (al que los 'pringados' llaman "Don JosePe" de forma cariñosa) proviene del Opus Dei, en 2020 dejó de pertenecer a este movimiento para centrarse al cien por cien en Hakuna, que es otra cosa, otro carisma, otra familia dentro de la Iglesia.
Efectivamente, su actividad principal es la Hora Santa que se celebra cada jueves, en multitud de parroquias, siendo la del Espíritu Santo el punto de encuentro para la los 'pringados' de Almería. Y tampoco es única y exclusivamente una adoración eucarística: en 60 minutos perfectamente guionizados desde Las Rozas, donde se encuentra la sede de Hakuna (conocida como 'El Estudio'), se lee el Evangelio del siguiente domingo, se confiesa a todo el que lo desee y se profundiza por medio de la lectura de un texto preparado desde Madrid en algún aspecto. Todo, mientras jóvenes de entre 18 y 30 años de Almería guardan silencio ante el Santísimo.
De esa hora, explica Piñas, destaca "el silencio". No en vano, en una sociedad que se mueve a toda velocidad y en la que se consume como estímulo constante contenido audiovisual de no más de unos segundos creando un vínculo indestructible con una pantalla, la Hora Santa representa una isla paradisiaca para jóvenes de esa edad: una hora sin móvil, en silencio, en conversación con Dios. "Es una hora en la que paras y terminas necesitándolo", explica la coordinadora del grupo almeriense.
Pero decíamos que Hakuna es mucho más que un grupo de adoración eucarística. De hecho, esta familia no se entendería sin otras de sus actividades. Para empezar, la convivencia posterior a esas Horas Santas, pero mucho más: los revolcaderos, los 'compartiriados' y los 'God Stop' son parte del ADN de Hakuna.
Una de las cosas que se le han de reconocer a Hakuna es la capacidad de llevar el marketing a lo religioso para reinventar algunos conceptos con términos nuevos para darles aire fresco. Así, los 'revolcaderos' no son sino grupos de formación, reducidos, que los miembros de Hakuna llevan a cabo bien en bares, bien en casas, siguiendo un programa guiado desde la sede de Hakuna.
De esta forma, el carisma de Hakuna va mucho más allá de lo superficial. Cuando una de las principales críticas a este grupo es su vertiente más ruidosa (los conciertos del grupo de música de Hakuna, las celebraciones multitudinarias, la fuerte presencia en redes sociales), lo cierto es que la Hora Santa cubre lo espiritual y los 'revolcaderos' la formación, ahondando en cuestiones históricas, litúrgicas, teológicas, espirituales... Y aún hay más.
La tercera pata de Hakuna son los 'compartiriados'. Si bien no se ha implantado aún en Almería, se trabaja ya en distintas posibilidades para llevar a cabo lo que no deja de ser un voluntariado: los compartiriados son la acción social de Hakuna y su nombre plantea un cambio de filosofía respecto a los voluntariados habituales, cambiando el foco hacia el verbo "compartir". "No se trata de dar, sino de aprender unos de otros y crecer juntos. En ellos, redescubrimos la dignidad y el potencial de cada uno: una vez prende la mecha, empieza la revolución", explican desde Hakuna.
Por último, los 'God Stop' son los retiros que se celebran anualmente en distintos puntos de la geografía, todos ellos con presencia de 'Don JosePe', algo que ciertamente empieza a ser difícil para la agenda de este sacerdote valenciano: no en vano, la Asociación privada de fieles (que se diferencia de una pública en que estas últimas son promovidas por la propia Iglesia, mientras que las privadas son impulsadas por los propios fieles, como es el caso de Hakuna desde 2017) ha iniciado el proceso para ser reconocida Obra Pontificia, dándole así un carácter universal con visto bueno del Vaticano. Al fin y al cabo, Hakuna, que nació en una parroquia de Madrid, no solo ha llegado a Almería, sino que ha cruzado la frontera y el charco para llegar a otros países.
Con menos compromiso (o menos formal, menos cerrado) que en otras familias de la Iglesia, el carisma de Hakuna (en el que también hay "algo de postureo", reconocen) ha ido creciendo y expandiéndose a toda velocidad, entre otras cosas, gracias al éxito de su grupo musical. No solo han llenado espacios como el Palacio de Vistalegre, sino que su difusión en redes sociales como Instagram o TikTok ha hecho que esta "familia eucarística" sea cada vez más conocida, aceptada y buscada por los propios jóvenes. ¿Qué es Hakuna? No es un grupo de música, pero tienen uno. No es un grupo de oración, pero también rezan. No son unos rebeldes, pero están revolucionando la Iglesia. Todo, con jóvenes católicos. Y ahora, también en Almería.
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