El obispo de Almería y el cardenal López Romero, en Marsella con el Papa

La agenda del Papa Francisco está protagonizada por un ritmo frenético en los últimos meses y parecer ir entroncada, en cierto sentido, con la del obispo de la Diócesis de Almería, Antonio Gómez Cantero. No en vano, si hace unos meses coincidieron en la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Lisboa, este fin de semana Gómez Cantero ha estado presente en los 'Encuentros Mediterráneos' de Marsella, en los que también ha estado presente el pontífice.

De hecho, Gómez Cantero era uno de los tres obispos españoles presentes en estas jornadas clausuradas por el Papa Francisco este fin de semana. Junto a él estaban también el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, y Rafael Zornoza, obispo de Cádiz-Ceuta.

Paradójicamente, también había otro almeriense, aunque no iba con la delegación española. Se trata de Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat y cardenal, nacido en la provincia de Almería.

Los Encuentros Mediterráneos

Las jornadas, clausuradas ya por el Papa Francisco, ponen el foco en la migración, protagonista de los grandes titulares que ha dado el pontífice argentino en los últimos días. Se trata de la tercera edición de estos encuentros (tras las celebradas en Bari y Florencia) y en ella el Papa Francisco ha llamado a la regulación de la inmigración con responsabilidad.

En una entrevista concedida a Vatican News, Gómez Cantero afirmaba que estar en Marsella es "una fiesta", con tantas personas que cuentan sus experiencias, su vida. "Entonces, el corazón se hace uno. Cuando no pones rostro a los problemas, es más difícil ayudar. Cuando pones rostro a los problemas, te das cuenta que nos necesitamos uno a otro, el que crea que la Europa del Norte o la Europa rica no necesita los demás países está muy equivocado", afirma el prelado.

Respecto a uno de los temas centrales de estos encuentros, la migración, el cardenal López Romero afirma en otra entrevista concedida a Vatican News que "emigrar es un derecho humano, pero antes de este derecho a emigrar, todo el mundo tiene también derecho a permanecer donde ha nacido y donde ha desarrollado su vida. La Iglesia, en colaboración con los gobiernos y la sociedad civil, ayuda a las personas a tomar conciencia de estos derechos, pero también a luchar para poder ejercerlos. Los derechos no caen del cielo, hay que conquistarlos. Son el resultado del esfuerzo personal y comunitario. Cada país debe ver cómo hacer frente a estos fenómenos migratorios, que no son problemas en sí mismos. Los problemas son las guerras, las persecuciones políticas y las desigualdades económicas. Todos estos factores provocan migraciones desordenadas, que podrían convertirse en un fenómeno permanente en la historia de la humanidad, una cuestión ordenada, regular y positiva".