Se trataba de la primera aparición pública del obispo emérito de la Diócesis en Almería desde hace más de un año y medio y no fueron pocos los fieles almerienses que acudieron a su encuentro, aunque la cita no tuviera lugar en suelo sagrado. Así, cerca de un centenar de personas asistían en la tarde de este viernes a la presentación de 'Legislación diocesana de la Iglesia de Almería 2002-2021', una monografía que recoge los textos legislativos más relevantes de los casi 20 años de Adolfo González Montes como obispo de Almería.
Entre los muchos asistentes al salón de actos de la UNED se encontraban los vicepresidentes de la Diputación Provincial de Almería Fernando Giménez y Eugenio Gonzálvez; el vicario general de la Diócesis de Almería, Ignacio López Román y algunos sacerdotes almerienses, entre los que destacaba la presencia de Manuel Pozo y Carlos Fortes, cura que dejó Almería para incardinarse en la Diócesis de Málaga.
Más allá del nutrido grupo de asistentes presente en el acto, si alguien acudió en busca de viejas rencillas del emérito con el actual equipo de gobierno episcopal, saldría de la UNED decepcionado. No en vano, en el salón de actos universitario reinó la cordialidad, con un Adolfo González Montes protagonista, ligeramente más extrovertido que en tiempos pasados hasta el punto de bromear con las propias polémicas sobre "mi persona, a veces ligeramente vapuleada, aunque los juncos el viento los mueve pero no se rompen", comentario que cosechó las risas de los allí presentes.
Por todo lo demás, la tónica dominante en la UNED fue la de la 'finezza' vaticana, esa característica de la diplomacia eclesiástica capaz de maquillar cualquier disputa -interna o externa - y que hace de la Iglesia católica un búnker hermético ante lo que bien podría ser un corral de gallos de pelea.
Esa elegancia diplomática la encarnó el propio González Montes al encargarle al vicario general que "le lleve un cordialísimo saludo de mi parte" a Antonio Gómez Cantero, actual obispo de la Diócesis de Almería.
El libro
Improbables polémicas aparte, el acto que trajo de vuelta al obispo emérito tenía como objetivo la presentación de un libro que, publicado con la financiación de la Diputación de Almería y el empuje de la joven asociación 'La llave de Almería', el propio González Montes define como "una compilación ciertamente voluminosa".
No en vano, si bien no recoge toda la legislación de esos casi 20 años de obispo, sí que representa una síntesis de los documentos más importantes de González Montes en el papel de legislador diocesano.
Junto al obispo emérito, dos primeras espadas del mundo del derecho canónico. Miguel Campo Ibáñez (jesuita vicedecano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid) definía la obra como "un elemento de consulta y referencia de la historia de la diócesis de Almería" de lo legislado por González Montes, "brillante profesor al que la Iglesia llamó a ser obispo".
Por su parte, el también obispo Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru (secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos de la Iglesia) definía el libro como "una obra monumental" que recoge el trabajo canonista de un obispo de "reconocido prestigio".
Previamente, Eduardo Muñoz, canónigo doctoral de la Catedral y mano derecha de González Montes, presentaba la obra de la que también es autor como "un testimonio de la labor y la dedicación del legislador, del pastor de la Diócesis", reconociendo que "con don Adolfo no era nunca copiar y pegar, era todo nuevo; ningún documento, ni siquiera los decretos que era cambiar la fecha, eran iguales".
Y así, en un acto tremendamente intelectual y rodeado de cerca de un centenar de personas, fue como Adolfo González Montes regresó desde su actual residencia en Madrid a la Almería de la que es obispo emérito.
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