Crónica del sueño de una noche de invierno o cómo Rosario del Mar fue Jerusalén

Así presentó la cofradía las imágenes secundarias para su paso de misterio

Álvaro Hernández
19:45 • 25 feb. 2024

"No lloro por vergüenza". Con esa carta de presentación me multiplicaba la expectación una de las personas que más nervios contenían a las puertas del Círculo Mercantil en la tarde noche del pasado sábado. Tenía el ambiente olor y sabor a noche especial, por no decir histórica (adjetivo del que abusamos pero que encaja a la perfección con este hecho concreto). Y también sonaba, mucho. No en vano, alrededor de las 20 horas de la tarde desembarcaba a la altura de la taquilla del Teatro Cervantes el galeón del Carmen, esa banda de cornetas y tambores hecha por y para Almería siempre dispuesta a todo.



Una vez colocados en el Salón Noble del Círculo Mercantil, empezaba el baile. El misterio ya había sido desvelado. La Hermandad del Rosario del Mar había decidido no marear la perdiz e ir directos al grano: una vez abiertas las puertas del recinto, no solo los asistentes pudieron disfrutar del resultado final de las imágenes adquiridas al Buen Fin de Sevilla, sino que se hicieron públicas las fotografías oficiales a través de las redes sociales, que empezaron a correr como la pólvora comentando este o aquel detalle.



Allí estaban, en el centro del elegante salón. La perfecta recreación de cómo será el Jueves Santo el nuevo y completo paso de misterio del Rosario del Mar. En primer plano, adelantado y entre los candelabros del paso de Pérez Calvo, una túnica bordada recientemente adquirida por la cofradía marcaba el lugar en el que estará Él: Jesús de las Penas, que por fin verá su nombre completamente reflejado, pues estará más que nunca "en el abandono de sus discípulos".



La imagen más cercana al Señor será la de un San Juan arrodillado que ha llegado a Almería para demostrar la de prejuicios que encierra la mente humana. Imagen concebida originalmente como María Magdalena, ha sido restaurada (como las demás) por Lucía Ruiz Gómez en Granada y retocada por Israel Cornejo, quien ha añadido en la policromía de la Magdalena una juvenil perilla con mostacho incluido para poder cambiar en algo la apariencia de la santa y acercarla a la del discípulo amado. Este hecho trajo consigo algún que otro chascarrillo en redes sociales y más de una mofa que revelan lo que ya mostró a las claras el cartel de Salustiano para la Semana Santa de Sevilla: los estereotipos y los prejuicios construyen una sociedad cerrada y apolillada. Lo cierto es que, si no se conoce el origen de la imagen, ese San Juan es menos afeminado que otros muchos de otras muchas Semanas Santas. Pero es más divertido ser guay y hacer chistes lamentables sobre personas trans a costa de una imagen sagrada.



Tras esta pareja protagonista, tres imágenes más: un romano y dos apóstoles manteniendo una callada conversación en lo que se convertirá posiblemente una de las escenas más icónicas de la Semana Santa de Almería. San Pedro y Santiago (originalmente José de Arimatea y Nicodemo) se miran y sus rostros son un auténtico poema. Acaban de abandonar al Maestro. Le han fallado.



Jerusalén



Y esta escena no solo es completa por lo que cuenta, sino porque además cuenta algo poco habitual en un paso de Semana Santa: dónde sucede. Otra de las grandes novedades de este paso es una pequeña estructura que, además de elevar la imagen del Señor de las Penas y hacerle ganar protagonismo y visibilidad, nos sitúa en un lugar.



Se trata de un pequeño puente que nos lleva hasta el Valle de Cedrón, el lugar geográfico que separa el Monte de los Olivos donde Cristo fue prendido de la Jerusalén en la que fue injustamente juzgado y torturado.


El valle está creado por un río que discurre por épocas, a veces con poca agua, a veces con ninguna y a veces con excesivo caudal. Como nuestra Semana Santa, irregular. Como las críticas, a destiempo. Pero como todo lo que se hace con constancia, dejando una huella que va más allá del tiempo y que se puede contemplar hoy. Así es también el trabajo culminado ahora por el Rosario del Mar, dejando para la Semana Santa de Almería un patrimonio de valor emocional incalculable, inigualable en muchos aspectos e imposible de recrear en otros. Y, sobre todo, una escena nueva.


Precisamente en los aspectos de inigualable e inalcanzable se basó gran parte de la presentación. Si Álvaro Abril, asesor artístico de la cofradía, desentrañó el origen de la adquisición de las imágenes como un sueño real como la única forma posible de completar el misterio, el historiador de arte e investigador granadino David Rodríguez Jiménez-Muriel dio una clase magistral sobre arte e iconografía que culminó haciendo conscientes a todos los presentes de un hecho: completar un paso de misterio con unas imágenes secundarias salidas de la gubia del mismo autor que la imagen protagonista es, simplemente, una quimera para todos los demás.


No en vano, cabe recordar que el Rosario del Mar había aprobado que Luis Álvarez Duarte hiciera las imágenes secundarias que acompañaran al Señor de las Penas. Tristemente, su fallecimiento truncó el proyecto hasta la revelación casi profética de Álvaro Abril: la solución estaba en aquellas secundarias que Álvarez Duarte talló para el Buen Fin y que no salían a la calle desde 1997. Y aquí estamos, en 2024, viendo con asombro cómo el primer paso de misterio de Luis Álvarez Duarte ha terminado convirtiéndose en el último paso de misterio de Luis Álvarez Duarte. 


El acto

Hubo mucho más, claro. Un salón noble del Círculo Mercantil abarrotado. Una diputada nacional, un parlamentario andaluz y ediles del Ayuntamiento de Almería. Representantes de otras cofradías. Prensa. Curiosos. Al fin y al cabo, disfrutar de la presentación de un misterio nuevo (y viejo al mismo tiempo) no es para nada algo habitual. 


Es tan poco habitual que desde el punto de vista teológico y litúrgico, el acto presentaba un problema. Allí estaba el párroco de San Juan y director espiritual de la cofradía, Ramón Carlos Rodríguez, dispuesto a bendecir las imágenes. Con un pequeño matiz: ya estaban bendecidas, claro. Así, se oró en forma de acogida de esta nueva vida para cuatro obras de arte que conformarán una escena totalmente nueva y novedosa en la Semana Santa de Almería.


Todo ello, amenizado por el pianista Manuel Salvador Simón Fernández y la violinista María José Martínez Martínez, que hicieron disfrutar de distintas marchas a lo largo y ancho de un acto conducido por Pepe Carmona y en el que también participaron la hermana mayor del Rosario del Mar, María Luisa Muñoz del Pozo Segovia, y el del Buen Fin, Juan Antonio Díaz Rico.


El acto también mostró algo a la Almería cofrade. El nivel de madurez alcanzado por una hermandad joven que ha atravesado no pocos avatares en su corta historia y que ha sido capaz de hacer realidad un sueño y celebrar una puesta de largo elegante y ágil, que quedará durante mucho tiempo en la memoria de muchos. Y así terminó el sueño de una noche de invierno del que nos despertaremos finalmente en el Jueves Santo de 2024, cuando Almería será Jerusalén para ver a esta orilla del Cedrón a Cristo cruzar el puente. 


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