Las malas experiencias de Domingo de Ramos y Lunes Santo planteaban una extraña sensación en el Martes Santo. Y el pronóstico no era muy halagüeño, precisamente.
No en vano, se esperaban precipitaciones a lo largo del día y, para colmo, un fuerte viento que hacía acto de presencia desde la mañana. Y, sin embargo, esa fue la buena noticia.
A las 18 horas de la tarde, cuando la Coronación se disponía a salir por la puerta delantera del patio del Colegio La Salle, no había ni una sola nube y, por fin, el cielo era azul Almería.
Para disfrutar del sol en la tarde del Martes Santo había que pagar, eso sí, un peaje: el fuerte viento, lejos de remitir, complicó las estaciones de penitencia del día. No era fácil para la Coronación cruzar la Rambla (dos veces) con las fuertes rachas de viento, pero nazarenos, mantillas, tramo infantil, costaleras del misterio y cuadrilla del palio de Gracia y Amparo lo hicieron como mejor se puede ir contra viento y marea: arropados por una multitud que, especialmente en la salida, no se perdió la estación de penitencia de la Coronación a pesar de la mala tarde.
Frío
Si una de las noticias del día era que a finales de marzo caía nieve (y no poca) en el Calar Alto, el eco se dejó notar en Almería capital: ver procesiones en la tarde - noche (y madrugada) de este Martes Santo fue toda una odisea en la que no solo hacía viento, sino que este era frío, más propio de invierno.
Aquello tampoco impidió a la habitual multitud congregarse en la puerta lateral de San Sebastián y en los alrededores presenciar la salida de la Hermandad del Amor y el cada día más tradicional encuentro que se lleva a cabo entre el Cristo del Amor cuando sale de la calle que lleva su nombre y el palio del Primer Dolor una vez que atraviesa el dintel de la iglesia parroquial de San Sebastián.
Fue precisamente el palio del Primer Dolor el que provocó un leve retraso en el discurrir de la cofradía cuando esta salía de la calle Granada en busca de la carrera oficial. Según fuentes de la propia hermandad consultadas durante la procesión, fueron precisamente las fuertes rachas de viento las que hicieron detener el palio durante unos instantes por miedo a que pusieran en riesgo la estructura.
Noche
En una noche sin candelerías encendidas debido a la imposibilidad de mantener encendidos los cirios de los dos palios, fue el Perdón el que puso la llama: los tradicionales pebeteros del Cristo de Palma Burgos (que cumple 40 años en este 2024) iluminaron la noche de un frío Martes.
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