Un comunicado compartido el pasado viernes por la Conferencia Episcopal Española suponía todo un golpe en la mesa: de forma contundente y tajante, la Iglesia (ese término genérico que cuesta mucho usar así, de forma generalizada), apoya la Iniciativa Legislativa Popular sobre la regularización extraordinaria de personas extranjeras, y empuja con ello a los grupos parlamentarios a "tomarla en consideración".
Los obispos españoles recogían así, a través del comunicado, el sentir de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), Cáritas, el Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española y la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario (REDES), "entidades eclesiales que llevan desde el año 2021 apoyando el proceso por una regularización extraordinaria de las personas que residen en situación irregular en nuestro país" y "con pleno conocimiento de las consecuencias de la irregularidad administrativa en la vida de las personas migrantes".
De la irregularidad administrativa de personas migrantes sabe mucho la hermana Fátima Santaló-Osorio, religiosa del Sagrado Corazón y secretaria diocesana para el diálogo interreligioso. "Lo que busca la proposición es regularizar a los migrantes que llevan aquí desde antes de noviembre de 2021", explica la religiosa a LA VOZ. Se trata de una iniciativa popular que se inició en 2021, que logró más de 700.000 firmas para llegar al Congreso de los Diputados y que se topó con un muro: se disolvieron las Cortes para la celebración de las pasadas elecciones, paralizando un proceso que ahora se está retomando (aunque, indica la religiosa desde Las Norias, debería actualizarse con ello también la fecha que marca el inicio de esta regularización extraordinaria).
No en vano, Fátima Santaló-Osorio contextualiza desde los ojos que ven el día a día de los migrantes del Poniente almeriense, donde "tienen una situación más favorable que en otros sitios de España, porque con los tres años que ya han pasado, tienen más facilidad de solicitar la residencia temporal por arraigo social". No obstante, en el resto de España "habrá mucha más gente que pueda beneficiarse".
La religiosa del Sagrado Corazón recuerda que esta petición tiene poco de extraordinario: "Ya ha habido seis procesos de regularización extraordinarias, cuatro con gobiernos del PSOE y dos con gobiernos del PP", explica Santaló-Osorio. "La Iglesia apoya ahora que se inicie otro porque existe un gran número de personas en situación irregular y eso supone muchas dificultares: porque los criterios para acceder a vivienda son complejos y lentos; porque si no están regularizados, tienen perjuicios muy grandes, para poder hacer gestiones y para vivir en general, sufren de más desprotección, de más vulnerabilidad; además, si muchas de estas personas trabajan de forma irregular, el Estado pierde muchos ingresos de Seguridad social, porque su aporte fiscal no se está produciendo", resume la religiosa, entre otras muchas dificultades que trae consigo vivir de forma irregular.
Además, la religiosa recuerda que un proceso de regularización extraordinaria permitiría que los recursos sociales y sanitarios, tanto autonómicos como municipales "se ajusten a la realidad numérica de la población que verdaderamente vive aquí".
De las bases a la cúpula
Respecto al comunicado de la Conferencia Episcopal, la religiosa agradece "que la Iglesia nos haya apoyado con esto". "Estamos aquí día a día, hora a hora, para que sean tratados como personas, para evitar desigualdades, para promover una acogida como la Iglesia quiere... Y que los de arriba también se pringuen es una alegría, y es una cuestión de coherencia", explica la religiosa.
"Las bases, en general trabajamos en eso y se agradece que sea un trabajo cada uno desde su sitio, pero con el mismo objetivo. Ellos tienen unas posibilidades en la sociedad y nosotros donde estamos en el día a día, a lo nuestro. Lo importante es juntar esfuerzos con un mismo fin", afirma.
El proyecto Bantabá
En el año 2000 nacía en Las Norias el proyecto Bantabá en pro de la gente migrante. "En los últimos años, fundamentalmente, somos 'la escuela', porque nuestra tradición está muy centrada en la educación, y una de las cosas que hacemos es dar clases de español: hay matriculadas 250 personas y muchas se tuvieron que quedar fuera, porque la necesidad que hay es terrible", explica la religiosa Fátima Santaló-Osorio.
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