“Lo último que pensaba era ser cura”: nuevo sacerdote almeriense en la Iglesia

Moisés Benavides Fernández será ordenado este sábado en la Catedral de Sevilla

A la izquierda, Benavides Fernández con el Papa Francisco; a la derecha, en el Santuario de la Virgen del Mar.
A la izquierda, Benavides Fernández con el Papa Francisco; a la derecha, en el Santuario de la Virgen del Mar. La Voz
Álvaro Hernández
19:24 • 13 jun. 2024

Tiene solo 26 años, es el menor de 10 hermanos, y siente la paz del que sabe que, aunque está a punto de dar un paso determinante en su vida, lo hace con una red de seguridad con la que es difícil caerse: esa que componen su familia, los Benavides Fernández; sus comunidades del Camino Neocatecumenal y Dios. Juntos, han llevado a Moisés Benavides hasta este sábado, 15 de junio. Será cuando este almeriense sea ordenado sacerdote en la imponente Catedral de Sevilla. Con él hablamos de su vocación, de la Iglesia y de lo revolucionario que supone ser cura (y joven) en 2024: 



- ¿Cuándo decidiste dar el paso?



Pertenezco al Camino Neocatecumenal y en 2013, en la JMJ de Río, fue donde sentí la vocación, tanto en el encuentro con el Papa como en el encuentro con Kiko Argüello al día siguiente... Ahí fue donde yo sentí la vocación. Tenia yo 14 años, estaba a punto de cumplir los 15. Tuve un año discerniendo la vocación y al año, los que llevan este grupo deciden mandarte a una convivencia donde vamos todos los que sentimos la vocación y se anuncia a qué seminario vas, y a mí me tocó el seminario de Sevilla. Entré a los 16 años.



Vengo de una familia cristiana, soy el último de 10 hermanos, y lo último que pensaba era en ser presbítero con lo desastre que yo soy, pero Dios coge a los desastres para hacer lo que valga.



- ¿Cómo recibieron la noticia en tu familia?



Mi familia estaba muy contenta y siempre me han dejado libertad, diciendo que discerniera, que lo importante no era ser cura o casarme, sino discernir cuál era la voluntad de Dios. Siempre me han apoyado y han estado para lo que he necesitado.



- Y entre tus amigos... Se sorprenderían, como poco.



Cuando dije que iba a entrar en el seminario con 16 años... Imagínate. Primero en el colegio, que lo iba a dejar para irme a Sevilla al seminario. Pero allí estuve en los Salesianos de Triana haciendo Segundo de Bachillerato y me preguntaban si estaba loco... Pero todo se centra en abrirme a la voluntad de Dios. Chocaba, pero sirve para dar testimonio. 


- El sábado te ordena el Arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses. ¿Y ahora qué viene?

Tuvimos una audiencia privada con el Papa hace un mes y daba una clave: dejarnos asombrar cada día en nuestra vocación. Dejarnos asombrar con lo que Dios nos tenga preparado, allá donde vaya, donde me envíe el Arzobispo. Sea párroco, vicario... Dar la vida allá donde vaya. Esa debe ser mi misión: no cambiar a la gente, sino llevar a a Jesucristo allá donde vaya. Esa es la misión del sacerdote, estar con la gente y dar la vida. La gente sabe cuándo un cura está y da la vida. No se trata de impresionar ni ir a cambiar el mundo... Siendo lo que soy, llevar a Jesucristo; esa es la clave.


- Tu primera misa en Almería será pronto y en el Santuario de la Virgen del Mar. ¿Ilusionado?

La primera será donde estoy de diácono: el día 16 en Las Cabezas de San Juan, en la iglesia de San Juan Bautista y el 25 de junio en el Santuario de la Virgen del Mar. La Virgen siempre me ha acompañado en mi vocación. Aparte del Camino, soy hermano de la Virgen del Mar y todos los agostos he estado allí acompañando a la Virgen. Es una gran suerte para mí. Para todos los almerienses, la patrona es algo importante . Al fin y al cabo es muy significativo que la Virgen me haya acompañando en mis crisis, en mis debilidades... Ella siempre me ha acompañado, a través del rosario o simplemente al llegar al Santuario, sentarme y decirle a la Virgen 'lo que tu quieras'.


- Claro, porque crisis y dudas ha habido en esta etapa de diez años en el seminario...

Toda vocación, ya sea el matrimonio o el sacerdocio, tiene que ser probada. Si viene de Dios, el demonio estará ahí para intentar derrumbarla. Crisis ha habido, he querido abandonar la vocación... Pero siempre he tenido la certeza por medio de hechos concretos de que esta era mi vocación. Pararte, pensar, reflexionar sobre tu vida... Ha habido crisis de todos los colores y he pasado mi adolescencia en el seminario; claro que las crisis han venido, pero Dios ha cerciorado esa vocación.


- ¿De quién te vas a acordar el sábado? ¿A quién le das las gracias? 

A Dios, a la Virgen, a los arzobispos que he tenido por confiar en mí y poder ordenarme, a mi familia, a mis padres pero también a aquellos que faltan: a mis cuatro abuelos que me estarán viendo desde el cielo; a mi tío Jose, que también falleció; a los que me han acompañado y sobre todo a quien mas se lo tengo que agradecer es a mis comunidades, que han sostenido mi vocación por medio de la oración. Incluso aquellos que me han acompañado y me han puesto en duda, aquellos que no confiaban en mí, a ellos también, porque ellos han fortificado más.


- Más allá de tus retos personales como nuevo presbítero, ¿qué desafíos crees que tiene que afrontar la Iglesia en pleno 2024, con algunos templos quedándose vacíos?

Mucha gente lo ve como un panorama desolador, pero yo no lo veo así. Hay una tierra en la cual hay que sembrar. Es la misión que siempre ha tenido la Iglesia: no desvirtuar el mensaje de Cristo. Aunque vayamos a contracorriente en la sociedad de hoy, hay que mantenerse fiel. Estar con la gente, no juzgar a la gente, estar y acompañar; eso es ser pastor. Ese es el mayor reto que hay, porque muchas veces nos dedicamos a juzgar y no se trata de eso, sino de estar. Cada uno tiene sus pecados, y hay que acompañarlos igual que a mí me han traído.


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