A prisión por retener a una pareja y beberse su whisky

El matrimonio británico fue agredido por un compatriota

La audiencia Provincial ha dictado dos años de prisión para uno de los agresores.
La audiencia Provincial ha dictado dos años de prisión para uno de los agresores.
La Voz
19:30 • 06 jul. 2016

Al ciudadano irlandés condenado ayer por la Audiencia Provincial de Almería a dos años de cárcel y a su compañero de correrías, toda una tarde en el bar les pareció insuficiente. De este modo, decidieron acudir a casa de un matrimonio con el que habían coincidido en el bar con la excusa de que se habían llevado “unos teléfonos móviles por error”.




Una vez allí, agredieron y retuvieron al matrimonio en el interior de su propia casa hasta que, tras más de cuatro horas bebiendo whisky y cerveza, decidieron abandonar la vivienda de la pareja agredida. Eso sí, con 75 euros bajo el brazo y litros de alcohol en la sangre. La condena a dos años de prisión recae sobre un hombre natural de Irlanda que, en compañía de un ciudadano inglés en rebeldía, retuvo contra su voluntad al matrimonio compatriota al que encerraron en la vivienda de las víctimas, situada en Partaloa.




Los acusados golpearon entonces al matrimonio durante varias horas antes de abandonar el lugar. El acusado presente en el juicio, P.J.M. ha mostrado conformidad con la pena interesada por el fiscal en el juicio celebrado ayer. El fiscal solicitaba inicialmente ocho años de prisión como autor de un delito de robo con violencia en casa habitada y otro delito de detención ilegal.




Acusación aceptada
Tras reconocer los hechos en ausencia de las víctimas, que ya no residen en España, ha aceptado un año de prisión por cada delito ya que el Ministerio Público ha considerado que tenía afectadas sus capacidades intelectivas y volitivas por el consumo de alcohol y le ha aplicado la atenuante muy cualificada de embriaguez.




El acusado, junto a su compatriota declarado en rebeldía por el juzgado instructor, había estado la tarde anterior con el matrimonio en un bar. Sobre las doce menos cuarto de la medianoche se dirigieron al domicilio de estos para pedirles que les devolvieran unos teléfonos móviles “que se habían llevado por error”. Fue entonces cuando comenzó la pesadilla del matrimonio, agredido y retenido en su  casa contra su voluntad mientras los agresores degustaban botellas de whisky y cerveza.







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