Gran movimiento social contra la sobreexplotación de los acuíferos

La nostalgia por lo que fue se presenta durante un paseo por la pedanía de Góchar, en Sorbas (Almería). Casas y cortijos blancos en una tierra donde aún se adivinan huertas sobre un suelo reseco que no hace mucho fue verde y fértil. Hasta que el acuífero del Alto Aguas dijo basta. En Góchar, al igual que en las vecinas de El Mayordomo o Quijiliana, unas tierras de regadío tradicional, “la gente ha ido abandonando las barriadas con resignación, los jóvenes se han marchado y hoy solo quedan unos pocos jubilados junto a un manantial que se ha secado”, relata Andrés Pérez, el director de la revista cultural de Sorbas El Afa.

Pérez es uno de los integrantes de la Plataforma en Defensa del Acuífero del Río Aguas, un colectivo que se ha alzado contra uno de los más crueles ejemplos de la sobreexplotación (se extrae más agua que la que entra) por la que atraviesa la provincia de Almería. El acuífero del Río Aguas, un espacio natural etnográfico de incalculable valor único en el continente europeo (no hay otro en el que emane agua en un entorno subdesértico), agoniza diezmado a un ritmo de sobreexplotación del 300% debido, según los expertos y los habitantes de la comarca, a las 5.300 hectáreas de cultivos de olivos plantados en tierras de secano, que requieren de un regadío super intensivo.

“Es un problema de mala gestión administrativa que viene desde hace décadas: se han autorizado cultivos de olivos que necesitan grandes cantidades de agua en zonas de secano que no se regaban nunca, y paralelamente se han ido secando las fuentes y los manantiales tradicionales en las tierras que siempre fueron de regadío”, resume el director de El Afa.

El gran olivar se descubre inmenso desde el coche cuando uno circula por la larga recta de Tabernas. Miles y miles de olivos en un secarral convertido en vergel con agua extraída del mismo acuífero que luego emerge en Los Molinos, un manantial, el del Río Aguas, que abastece a los municipios de Lubrín, Lucainena de las Torres, Sorbas, Tabernas y Uleila del Campo. Todos ellos sufren las consecuencias de la sobreexplotación del agua subterránea. “Se concedieron licencias cuando el acuífero ya estaba en muy mal estado, a grandes empresas que no crean riqueza real en la provincia. Esquilman los recursos y los pequeños agricultores se quedan sin futuro”, valora Sheila Andion, una joven que vive desde hace cuatro años en la singular comunidad de Los Molinos. “En estos años el descenso del nivel del agua ha sido espectacular”, asegura la joven, que junto a otros vecinos de Sorbas han impulsado grupos de trabajo para evitar fugas de agua y disponer de ella para el regadío. “El manantial de Góchar se secó hace unos 15 años, nadie hizo nada por defenderlo y hoy está deshabitado a pesar de ser la barriada más grande de la zona. Lo que ocurrió entonces en Góchar, es algo muy similar a lo que hoy está pasando en Los Vélez”, opina  Pérez.

La comarca de Los Vélez está a unos 100 kilómetros en coche al norte de Sorbas, y la integran los municipios almerienses de Vélez-Blanco, Vélez-Rubio, María y Chirivel. Hace unos meses nació allí la Plataforma por la Defensa del Agua de la Comarca de Los Vélez, un colectivo que ha sido capaz de movilizar a miles de vecinos en dos manifestaciones para mostrar su rechazo a unas plantaciones de lechugas de unas 500 hectáreas situadas entre los campos de María y Orce (Granada). Estos cultivos, según sus habitantes, estarían sobreexplotando el principal acuífero de la comarca, lo que explicaría el progresivo secado de las fuentes y manantiales de Los Vélez, una zona de Almería con una tradición milenaria cuyos primeros pobladores se remontan a hace más de 18.000 años.

“Los sondeos para extraer el agua con los que se riegan estos campos de lechugas, en terrenos que eran de secano, están acabando con nuestro acuífero; nos estamos jugando el futuro de nuestras familias”, considera Francisco Moreno, uno de los portavoces de la plataforma, que exige la clausura de estos pozos. “Sin agua, la comarca se nos muere”, augura.

Los de Sorbas y Los Vélez no son los únicos casos de sobreexplotación de acuíferos registrados en la provincia. Tampoco son los únicos habitantes que se han agrupado en plataformas ciudadanas. Hace dos escasos meses nacía en la localidad de Berja, en la comarca del Poniente, la Plataforma en Defensa del Agua de Berja, una agrupación que en apenas 60 días logró congregar a 125 personas. Convocan asambleas semanales en las que analizan la trágica situación hídrica por la que atraviesa uno de sus principales acuíferos, el que alimenta a la conocida fuente de Alcaudique, un manantial ancestral ya documentado en el siglo XVI, que desde hace unos años pasa más tiempo seco que con agua.

“La sobreexplotación está detrás de su secado”, asegura Julio Olea, uno de los integrantes de esta plataforma, que ve en la conversión de suelos de secano a regadío la explicación al secado de la fuente de Alcaudique. “Alrededor de la fuente se han perforado pozos y ahora la vega atraviesa por una situación muy delicada, donde incluso los frutales de los pequeños agricultores se están secando”, advierte Olea, que mira el calendario para seleccionar una fecha en la que convocar una concentración de protesta frente al Ayuntamiento de Berja. “Existen muchos intereses creados, y quien controle al agua tendrá el poder”, concluye.

La extraordinaria dimensión social del problema de la escasez de agua en la provincia derivada de la sobreexplotación se puso de manifiesto hace tan solo unos días. En un encuentro sin precedentes en la Universidad de Almería, una docena de plataformas y asociaciones de toda la provincia se unieron en un gran movimiento que aboga por el uso racional del agua.