Final en forma de escritura a años de incertidumbre, frío y pozos ciegos

Británicos regularizan sus casas hasta ahora `alegales` tras la modificación de la ley andaluza

Familias propietarias de las casas regularizadas en el día de ayer con el notario y el abogado de la asociación AUAN.
Familias propietarias de las casas regularizadas en el día de ayer con el notario y el abogado de la asociación AUAN.
Guillermo Mirón
20:24 • 03 feb. 2017

Anna llegó a España hace doce años buscando un lugar para disfrutar de su jubilación y donde el buen tiempo no fuera sinónimo de ver el sol una vez (con suerte) al mes. Eligió una casa en Partaloa que convirtió su sueño y el de miles de británicos que siguieron sus pasos en una pesadilla. La construcción era ilegal.




Ayer, tras doce años de estrés y ansiedad que incluso han derivado en graves problemas de salud, Anna (nombre ficticio a petición de su asesor jurídico) ha comenzado a vivir su sueño con más de una década de retraso. La última modificación de la Ley de Ordenación Urbana de Andalucía (LOUA) aprobada en el Parlamento andaluz le ha permitido regularizar su vivienda ‘ilegal’. 




Acceso a luz y agua
Ahora tendrá acceso legal a servicios básicos como la luz y el agua. Pero lo que más ansiaba era algo menos material -si cabe- que estos bienes. “El alivio”, coinciden las tres familias que ayer recogieron sus escrituras en una notaría de Vera. El “alivio” de saber que un agente de la autoridad no volverá a llamar a su puerta para decirles que su casa, en la que algunos invirtieron los ahorros de su vida, corre el peligro de quedar reducida a ruinas como ocurrió en 2008 con la del matrimonio Prior.




Sucedió en esta misma localidad veratense donde ayer se entregaron las escrituras que significan la regularización de tres casas en Partaloa. Las familias que se dieron cita en la notaría comparten varios patrones comunes. Llegaron hace  más de una década y lo hicieron desde Gran Bretaña. Igual que miles de compatriotas que buscaron en esta provincia un lugar donde pasar el resto de su vida. La sonrisa que les acompañó durante la entrega de los documentos contrasta con la indignación que ha invadido las manifestaciones convocadas en los últimos años en las que exigían una solución. Se calcula que en la provincia (sobre todo en el Almanzora y el Levante) existen unas 22.000 viviendas fuera de ordenación. 




“La mayoría podrán ser regularizadas tras la última modificación de la LOUA”, explica Gerardo Vázquez, abogado de la asociación de afectados Abusos Urbanísticos Almanzora-No (AUAN) y uno de los principales implicados en los logros conseguidos en este campo, tal y como le reconocen los compradores de buena fe. La modificación de la ley tramitada por el PSOE de la mano de los afectados y apoyada por el PP y Ciudadanos en el Parlamento abre un nuevo horizonte. “Nos sentimos libres y queremos disfrutar de nuestra casa” coinciden las familias antes de enumerar otras posibilidades como “mejorar nuestro hogar” o “  venderlo”. Algo, esto último, que no se plantean hacer. “Nunca hemos pensado en volver a nuestro país”, responden al unísono. 




Costes
El paso que acaban de dar no soluciona solo un problema presente. “Nos preocupaba que nuestros hijos heredasen el problema y tuvieran que venir a resolverlo”, explica uno de los matrimonios. El notario encargado de entregar las escrituras, Jorge Díaz, añade que la regularización no solo beneficia a los compradores sino a las arcas públicas, ya que ahora tendrán que abonar los gastos de la “segregación, de obra nueva, de transmisión y el certificado” de regularización. “Quien quiera regularizar la vivienda tiene que pagar por ello, ya que en su día nadie pagó la licencia”, asegura.




El coste total de regularizar una vivienda puede oscilar entre los 8.000 y los 10.000 euros. Una suma que puede parecer alta pero que, como recuerda Díaz, tiene en cuenta los tributos que nunca se pagaron. Las cifras parecen aún menores comparadas con la incertidumbre y el uso de pozos ciegos o el encendido dosificado de generadores para tener calefacción al que se han tenido que enfrentar durante años los afectados.




Por el camino, muchos compradores de buena fe decidieron regresar a su país  y otros fallecieron sin ver cumplido su sueño. Ver su casa regularizada y disfrutar de ella con la tranquilidad de quien tiene un hogar. Ni más, ni menos. Es el caso del marido de Anna, fallecido tres años atrás sin ver cumplido este anhelo. Aún así, nunca han pensado en rendirse en estos doce años. “Cuanto más tiempo estás en España, menos ganas tienes de volver” dicen tras doce años de angustia burocrática legalizada. Una lección de verdadero patriotismo con acento anglosajón.



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