“Parece que no hay luz al final del túnel”. De esta forma resume el exdirector de la Plataforma Solar de Almería (PSA), la situación con la que el centro encara el nuevo año después de que no se haya logrado un compromiso por parte del Gobierno para realizar los cambios necesarios que le permitan agilizar la gestión y, así, garantizar su futuro.
A pesar de las expectativas creadas sobre la reunión celebrada hace unos días con los responsables de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación, dependiente del Ministerio de Economía y Competitividad, en la que se pretendía encontrar “una solución legal” para eliminar o, al menos, rebajar las trabas que la normativa de 2016 impone a la gestión de la Plataforma, el resultado no ha sido el esperado.
La reunión no supuso ningún avance y solo sirvió para decir que “se intentará buscar una solución”, explica Sixto Malato, uno de los principales investigadores de la PSA y director del centro hasta hace poco más de un mes cuando presentó su renuncia ante la situación que vive la Plataforma. En su opinión, tras la cita en Madrid “no parece que haya cambiado nada” y advierte de que ya no se puede “dejar las cosas como están y esperar a ver qué pasa”.
La crisis que atraviesa la Plataforma no se debe a la falta de proyectos ni de fondos para desarrollarlos. El problema nace de la rigidez burocrática que suponen las normas impuestas por el Ejecutivo a los organismos públicos de investigación en 2016 con el argumento de la reducción del déficit. Sin embargo, la aplicación de este sistema de gestión carece de sentido en el caso de la PSA y conduce a la extraña circunstancia de que aun teniendo nuevos proyectos y el dinero para desarrollarlos, no pueden contratar ni el personal ni los medios necesarios.
Margen de actuación
Malato cree que aún hay margen de actuación, aunque reconoce que “a fecha de hoy no soy capaz de decir cuánto tiempo tenemos hasta que la situación sea irreversible”.
Lo cierto es que la capacidad de aguante se debe, fundamentalmente, al prestigio internacional del que goza la Plataforma de Tabernas y que se traduce en un índice de éxito de aceptación de proyectos de la UE del 30%, cuando la media se encuentra en el 10%.
Con una trayectoria de 30 años en primera línea en la investigación en energía solar, se ha convertido en un centro de referencia y un punto neurálgico por el nivel de conocimiento que en él se concentra. Sin embargo, “cuando se lleva al límite la capacidad de ejecución de los proyectos conseguidos, las posibilidades de futuro se reducen muchísimo”, advierte Malato.
Centro activo y proyectos complejos
En la situación actual, lo que es una de sus principales fortalezas se puede convertir en un gran problema para la PSA. Resulta que las limitaciones burocráticas afectan más a los centros de investigación más activos y competitivos “porque te impiden ejecutar proyectos complejos”, explica el exdirector de la Plataforma, experto en tratamientos solares del agua para su descontaminación y Premio Rey Jaime I de Medio Ambiente.
Aunque Malato quiere ser optimista y cree que “sería peculiar y extraordinario” que no se resuelva, lo cierto es que hasta el director general del Ciemat, organismo del que depende la Plataforma Solar y con quien se reunieron el pasado día 22, reconoce que “vamos a tener un año 2018 muy difícil”.
Deudas con Ciesol
La plataforma Solar mantiene buenas relaciones con la Universidad de Almería (UAL). De hecho, ambas instituciones han renovado su convenio de colaboración en materia de proyectos predoctorales. La colaboración entre la UAL y la PSA tiene su máximo exponente en el Centro de Investigación de la Energía Solar (Ciesol) a través del cual se desarrollan interesantes proyectos. Sin embargo, si el Ciesol sigue en marcha es porque el éxito de los proyectos ha permitido a la Universidad captar fondos, ya que el Ciemat no aporta su parte de la financiación desde hace dos años, asegura Sixto Malato.
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