La familia acusada de tirotear a dos hermanos el pasado 10 de mayo en Ossetia del Norte (Gádor) intentaba expulsar a las víctimas de la barriada, según revelan informes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial (UOPJ) de la Guardia Civil consultados por LA VOZ DE ALMERÍA.
Los nueve investigados, con distintos grados de implicación en el episodio, mantenían presuntamente tres plantaciones de marihuana repartidas en viviendas de la calle Ossetia (números no consecutivos). El Instituto Armado registró los inmuebles en las horas posteriores al tiroteo y descubrió 659 plantas de cannabis distribuidas en las habitaciones (un cuarto registro en la misma calle resultó negativo). Y entre estas viviendas, intercalados, residían Juan J. C. F. de 58 años de edad (fallecido) y su hermano menor Salvador C. F. de 52 años (herido de bala en el glúteo).
Una conversación telefónica entre dos investigados captada por la Guardia Civil durante la mañana del 20 de mayo revela los presuntos planes de los acusados para asesinar a Juan J. C. F. porque “no se quería ir” de la casa. En la escucha, una mujer lamenta la ‘falta de previsión’ de la familia. “Si querían quitarlo de en medio, teníamos que haber pagado a un sicario, 2.000 ó 3.000 euros cada uno, lo que valga, como si vale 12.000 euros”, afirmó. “Se paga entre todos, lo quitan de en medio y lo entierran por ahí (...) estarían en su casa, no tendrían nada que ver y ahora busca quién ha sido”, añade.
Declaraciones
El diálogo revela la conexión con el cultivo de marihuana. “Hubieran terminado de sacar la cosecha (marihuana) y puesto cada uno dos o tres mil euros”, subraya la transcripción a la que ha tenido acceso LA VOZ DE ALMERÍA.
La UOPJ aclara en un informe recogido en el sumario judicial el contenido de la conversación telefónica del 20 de mayo, diez días después del suceso y una semana después de las detenciones de los fugados en la ciudad de Figueras (Gerona). La Guardia Civil no tiene dudas. “Dejan clara la intención previa que tenía la familia de acabar con la vida de Juan J. C. F. (...) ellos querían que abandonara su vivienda”, concluyen los investigadores.
Esta versión coincide con la ofrecida por una hija del fallecido Juan J. C. F. La joven aseguró que “su padre había sufrido amenazas desde hace mucho tiempo” por parte del clan “para que se fuera de su casa, para ellos poder quedarse con ella”. Un segundo hermano del fallecido añadió en su declaración los antecedentes en Ossetia del Norte. “Esa gente son los mafiosos del barrio, que han tenido problemas con más familias”.
En este sentido, la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil repara en un testimonio especialmemente significativo para reconstruir la secuencia de hechos y las presuntas motivaciones del clan acusado del crimen. Se trata de un vecina, testigo directo del suceso. Estaba con los detenidos cuando comenzaron las carreras, los gritos y finalmente los disparos. Según detalla la Guardia Civil en unas diligencias fechadas el 11 de mayo (un día después del crimen), la testigo “pudo oír” a tres personas “refiriéndose a los vecinos”. “Le iban a disparar en las piernas a Juan”, añadió.
El episodio se precipitó de un modo muy distinto. Fue mucho más que un aviso a tenor de las diligencias del Juzgado de Instrucción número Cinco de Almería, que acaba de levantar el secreto. Según la exploración del Instituto de Medicina Legal de Almería, Juan J. C. F. de 58 años recibió tres disparos en la ingle izquierda y en el muslo y el glúteo derechos. Además, tenía impactos de esquirlas en el abdomen, la cara y el cráneo.
Impactos de posta en el rostro
Como adelantó este periódico, la tesis de la investigación es que se utilizó un proyectil de posta, frecuente en armas de caza, que produjo daños en el rostro de la víctima. No obstante, la muerte se produjo por la pérdida de sangre en la zona de la ingle (femoral). Salvador C. F., también herido, hizo lo que pudo por salvar a su hermano y lo trasladó hasta el centro de salud de Benahadux. Ni siquiera pudo bajarse del asiento del copiloto del vehículo.
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