Desde el pasado día 25, Alcudia de Monteagud se ha quedado sin farmacia. Los 150 vecinos que vive en este pueblecito de los Filabres, muchos de ellos, personas mayores con dificultades de movilidad, no tienen ni botica ni boticario.
El disgusto en el pueblo es mayúsculo. Sienten que el médico y la farmacia son algo fundamental para poder tener una cierta calidad de vida en un pueblo pequeño y perciben esta pérdida como una señal más del abandono de esta España rural.
Blas Martínez, alcalde de Alcudia, se siente disgustado y algo frustrado “porque hemos hecho todo lo que hemos podido para que no se cerrara”. Pero, al final, se trata de un negocio privado y es la titular de la licencia quien tiene la potestad de decidir qué hacer.
La farmacéutica, una profesional que vive en u pueblo de Sevilla y que contrató a otra persona para que llevara el negocio de Alcudia, anunció en junio, fecha en la que se le acababa el contrato a la farmacéutica contratada, que al mes siguiente cerraría.
Desde el Ayuntamiento se pidió que esperar un poco, al menos mientras se veía las posibilidades de traspaso. Así, después de cerrar el 1 de julio, volvió a abrir el día 15, pero finalmente, cerro el día 25. Ya se sabe el dicho: ‘Santiago y cierra España’, o al menos, la farmacia de Alcudia.
“Nos hemos movilizado y le hemos enviado mucha gente para ver el traspaso, pero al final es ella la que tiene que decidir con quién cierra el trato”.
Tras el cierre de la botica, se han buscado alternativas y una de ellas es la de “traer un botiquín”, explica el alcalde, Blas Martínez. Esta medida consiste en que, el día de la consulta del médico, se acerca al pueblo un farmacéutico de otro municipio cercano. Así, se lleva las recetas y las trae otro día, depende de la urgencia del tratamiento. En cualquier caso y aunque es una solución, “no es lo mismo que tener una farmacia aquí abierta", sentencia el alcalde.
Ahora, a Tahal o a Benizalón
Aunque con el botiquín se apañan, no es lo mismo que tener la farmacia abierta. "Hay veces que tienes que comprar un producto que no necesita receta y no podemos”, comenta Martínez. Entonces, solo queda ir a a las más cercanas, la de Tahal, a 2 kilómetros y la de Benizalón, a cinco. “Pero aquí viven muchos mayores que no tienen coche, así es que...”, concluye el acalde.
Lo cierto es que las condiciones no están nada mal, todo lo contrario, ya que el local donde está la farmacia lo cede gratuitamente el Ayuntamiento y, además, se le acondicionó un apartamento encima del local para que le sirviera de vivienda y, este también gratis.
Además, se ha hecho un llamamiento a los farmacéuticos de la comarca por si hay alguno interesado en quedarse la de Alcudia, siempre y cuando la actual titular llegue a un acuerdo y quiera cerrar el trato, claro.
Martínez lamenta la situación en la que se encuentran y que les deja dos años atados de pies y manos, ya que, una vez aprobado por la Junta el permiso provisional de cierre, dos años es el periodo de vigencia de la titularidad a favor de la ya exfarmacéutica; es decir, están en sus manos.
Es una pena, no cabe duda, y, además no es un mal negocio, ya que también tenía productos de parafarmacia y, no hay que olvidar que, al tratarse de una farmacia rural cuenta con ayudas de la Junta si la facturación no alcanza unos mínimos.
“No desistiremos hasta encontrar al alguien”, asegura convencido el alcalde de alcudia de Monteagud.
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