Roquetas de Mar

Una almeriense en Lombardía, la zona roja del coronavirus en Italia

La roquetera Rosario Ana Rodríguez relata la difícil situación que atraviesa por el COVID-19

Rosana sale a comprar con su mascarilla, que también llevan los trabajadores del establecimiento.
Rosana sale a comprar con su mascarilla, que también llevan los trabajadores del establecimiento. La Voz
M. R. Cárdenas
12:47 • 09 mar. 2020 / actualizado a las 14:00 • 09 mar. 2020

"Vivimos encerrados en nuestro pueblo. En las calles no ves a nadie, en los supermercados apenas te encuentras con gente comprando. No podemos salir de casa a no ser que sea para realizar algunas compras y siempre que no te marches de los límites de tu Ayuntamiento. Yo cada vez que salgo a la calle lo hago con mi mascarilla P3, mis guantes y mi gel alcohólico para no contagiarme por el coronavirus. Esto es verdaderamente desesperante". Las palabras de la almeriense Rosario Ana Rodríguez López, agente de comercio en Italia, dibujan el particular apocalipsis en el que se encuentra inmersa la región de Lombardia, en el Norte del país transalpino, desde que se desató la expansión del COVID-19.



Allí se encuentra la zona roja en la que son 16 millones de personas las que permanecen en cuarentena a la espera de poner un cierto límite a la expansión del coronavirus desde que este domingo el primer ministro del país, Giuseppe Conte, publicara por la mañana el decreto gubernamental más duro hasta el momento en la lucha contra el virus y su imparable expansión.







Decisión que llega una vez que Italia suma tres semanas inmersa en un miedo permanente por lo "rápido que avanza el bicho", como explica Rodríguez. Y no es para menos: los casos se doblan de un día para otro (ahora son 8.000), los muertos suman unos 400 y el "caos" se ha apoderado de una sociedad que ve como los hospitales tampoco dan a basto para atender a los infectados. Es una epidemia y en Italia se ha apoderado del día a día de la sociedad. "Y pasará lo mismo en España si no se le pone remedio", avisa mientras realiza una compra que le permita no volver a salir de su residencial en los próximos días.



Rápido contagio



El miedo, el temor y sus palabras no son fruto del azar, ni de un pavor impuesto, sino de la realidad con la que se encuentra a diario y que, dice, obliga a elegir a los propios médicos entre salvar la vida a una persona o a otra. Así lo detalla Rosana: "El contagio vuela y la región Lombarda no está lista para soportar tantos casos, así que no hay camas en la sección de reanimación en los hospitales, están comprando más máquinas que ayuden a respirar. Los médicos y enfermeras que estaban jubilados, de vacaciones o en maternidad,... han tenido que volver a sus puestos y ellos mismos están denunciando que en caso de que una persona anciana tenga una cama y llegue uno más joven, le darán su cama al joven porque tiene más posibilidades de vida".



Una realidad sobrecogedora con la que tiene que lidiar a diario desde hace tres semanas y que confrontan con la vida que llevaba hasta ahora en Italia. Porque esta almeriense, natural de Roquetas, a sus 34 años jamás imaginó que su idílica vida en el municipio de Soyano del Lago de Garda, en plena zona roja del y donde reside con su marido, Bruno, los dos hijos de este, Pietro y Francesco, y cinco perros, iba a convertirse en una especie de cárcel en la que el miedo y la incertidumbre son las únicas compañeras.





Pero así ha sido. Una situación, la de la cuarentena y el aislamiento, que Rosana ve "comprensible" si se quiere acabar con el avance del virus y que no siempre es entendida por la población. "En la tele nos echan todos los días las imposiciones del Gobierno de Italia, que son que no saludes con la mano, no besar, no tocar con los ojos, nariz o boca si no te has desinfectado, mantener un metro de distancia entre personas", relata la roquetera, que sentencia: "Pero esto no sirve de nada si la gente no se lo toma en serio. Es duro, porque llevamos tres semanas encerrados, pero es la única solución".


La preocupación de Rosana no encuentra, dice, su eco entre sus amigos y familiares almerienses. "Hablo con familiares y amigos de España y no están tan preocupados. La gente piensa que como los medios dan mucho machaque hay demasiada paranoia, pero ver el número de decesos, la cantidad de familias qu sufren y sufrirán no es ninguna tontería. Hay muchas personas asintomáticas y que tienen el virus y pueden contagiarlo, pero no lo saben. La única solución es la cuarentena y cuanto antes lo haga España será mejor para vosotros", sentencia.


Cuarentena

Tampoco todos los italianos son igualmente conscientes, como señala la almeriense, ya que son muchas las familias que no se están tomando en serio la cuarentena, lo que ha obligado a la Policía a salir a la calle para controlar la situación. Y asevera: "Los niños nos dicen que si pueden ir a jugar un partido de fútbol, que van sus amigos... Y yo alucino, no sé cómo las familias pueden tomarse esto tan a la ligera. Es desesperante estar encerrados en casa, pero es la única solución".




Con este panorama, la realidad en el Norte de Italia es desoladora. "En Milán dicen que no hay nadie por las calles, que es un auténtico desierto, y en mi pueblo también se ven a muy pocas personas. Lo que sí hay son policías por las calles para controlar a los viandantes y yo tengo que llevar siempre en el móvil un email de mi empresa que, en caso de que me paren, es lo único que puede justificar que esté en la calle por mi trabajo. Y es que si no no ha quien pare esto: ya son casi 400 muertos y en solo 24 horas se han dado más de 2.000 nuevos casos. Es una locura", remarca Rosana.


Y por si fuera poco, la oferta y la demanda trabajan como lo hacen habitualmente, a pesar de estar en juego la salud de millones de personas. Así, los establecimientos intentan sacar tajada del miedo al contagio, como cuenta Rosana. "Yo me compré mis mascarillas P3 y mis guantes en España y menos mal que lo hice, porque aquí se están aprovechando del miedo. Hubo un pánico general hace unas semanas y se agotó todo y ahora un bote de alcohol que siempre vale un euro te lo están vendiendo por 3 o 4 euros. Lo mismo con los botes de desinfectante, que uno de 80 mililitros puede valer ya 7 u 8 euros.


Temas relacionados

para ti

en destaque