La Iglesia tiene príncipes, pero una cosa es serlo, y otra parecerlo. Al igual que algunos párrocos (y obispos) tienen comportamiento de herederos de las llaves de San Pedro, hay cardenales que podrían pasar por el más simpático de los curas de pueblo.
Es lo que demostró ayer el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal.
Una fábrica en Huércal Overa, el pueblo de Olula del Río y sus vecinos y la Catedral de Almería fueron ayer testigos de ello: una visita histórica por la Diócesis de Almería del cardenal Omella permitió conocer la faceta más cercana y humana de ese hombre alto y delgado que mueve los hilos de la Iglesia española.
Todo ello, orquestado por la asociación de fieles Providentia. El 19 de marzo es San José y la asociación ha promovido que el santo sea proclamado custodio de la provincia, organizando un programa de actos alrededor con nombres de relumbrón como el de Omella.
La ruta
Una visita a la fábrica de Hydrodiseño sirvió de primera toma de contacto con la provincia. Ruta por la fabrica, bendición y, como colofón, bendición de una estatua en los jardines de la fábrica, obra de Cuéllar, de puro mármol que hace de San José Obrero protector de esta empresa que fabrica baños prefabricados.
Y de ahí, a Olula del Río. Todo ello acompañado por un hombre al que el pueblo (como se pudo ver ayer) ya ha bautizado como “el nuevo obispo”: monseñor Gómez Cantero.
Y en Olula del Río, Omella y Gomez Cantero se encontraron un pueblo devoto y volcado que quería conocer a aquellos dos hombres cuya cercanía no dejaba de sorprender.
Háganse cargo de la escena. Plaza de España de Olula. Autoridades civiles acompañan a la comitiva eclesiástica. Esperan también el párroco de Olula (Antonio Manzano) y otros sacerdotes de la zona. Sin embargo, donde más tiempo pasaron Omella y Gómez Cantero fue charlando con vecinas y vecinos del municipio, preguntando sus nombres, hablando de batallitas de unos y otros, conociendo y escuchando a la gente. Porque una cosa es ser príncipe de la Iglesia y otra bien distinta comportarse con cercanía y sin altanerías.
En Olula, Omella recibió el escudo de oro del municipio antes de bendecir otra obra de Cuéllar frente al monumento a la mujer de Almanzora.
Detrás, quedaba el germen de la devoción a San José, inminentemente declarado custodio de la provincia. Ya se escucharon dos frases interesantes en Olula: "A ver si san José nos echa una mano" y "Viva San José". Quién sabe si, de esta semilla, crecerá un verdadero y devoto amor por el santo.
Misa en la Catedral
Ya por la tarde, con la noche encima de la ciudad, Omella ofició en la Catedral de Almería. Que, por cierto, sí: es una catedral pequeña, pero se convierte en un pequeño trozo de cielo cuando cantan en ella los prodigiosos miembros del Coro Infantil Pedro Mena.
"Me he sentido muy acogido", contaba en el homilía Omella. Junto a él, Gómez Cantero y, ahora sí, el obispo Adolfo González Montes, concelebraron una misa que abre la puerta de un triduo histórico: el del Año Jubilar Josefino en el momento en el que Almería tiene un nuevo custodio.
Al finalizar la misa, unas breves palabras del alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, y un rápido intercambio de regalos en el propio altar mayor (una metopa con el escudo de la ciudad para el cardenal y una miniatura de una de las torres de la Sagrada Familia para los alcaldes de Almería y Olula del Río) sirvieron de punto final a este primer día de triduo en honor a San José que continúa hoy con la visita del nuncio apostólico, Bernardito Cleopas Auza.
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