La familia de Rosa Galera: “Llevamos 10 años sin un día de descanso“

"Llevamos diez años sin un día de descanso". Así ha lamentado la familia de Rosa Galera el periplo judicial al que se han enfrentado en la última década, justo desde el instante después de la detención de la expareja de la joven asesinada en 2011. Ese periplo continúa ahora tras conocer que Óscar Perales, el asesino de Rosa, dispondrá de un permiso penitenciario en este mismo mes de octubre.

María Ángeles Martos, prima hermana de Rosa Galera, lamentó en el informativo Hora 14 de la Cadena SER Levante que la familia está "en vilo" porque "llevamos diez años de litios sin ningún día de descanso. Hace diez meses la justicia nos dio otro palo diciendo que la indemnización quedaba extinguido y tuvimos que presentar un recurso, al que la justicia le dio la razón. Hace diez meses estábamos de litio y ahora tenemos que lidiar con que este señor tenga permisos penitenciarios. ¿Cuándo descansamos?", se pregunta la portavoz familiar.

En cuanto al permiso penitenciario que permitirá al asesino de Rosa Galera salir a la calle del 16 al 20 de octubre, la familia ha declarado en el mismo espacio radiofónico que se encuentra "a la espera de que se nos notifique por escrito para ver si se puede poner algún recurso ante estos permisos".

Sin embargo, todas las comunicaciones que han recibido hasta el momento "ha sido mediante la Policía Nacional y no por escrito" por lo que se encuentran a la espera de que "una vez tengamos los informes estudiaremos si se puede hacer algún tipo de recurso".

Rosa Galera fue asesinada en el municipio de Fines, en el Valle del Almanzora cuando solo contaba con 27 años de edad. Fue su expareja y padre de su hija, Óscar Perales, quien acabó con la vida de la joven. El 31 de mayo de 2011 se denunció la desaparición de Rosa Galera, que estuvo desaparecida y siendo buscada por efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hasta la tarde del dos de junio, momento en el que se halló su cuerpo sin vida en una rambla de Tabernas, donde fue arrojado por su asesino.