De Brasil a Cuevas del Almanzora para conocer sus raíces almerienses

Hartos de la escasez de trabajo y de las temidas garras de la hambruna, cientos de almerienses se vieron obligados a hacer las maletas y lanzarse a la aventura de cruzar el charco, a principios del siglo XX, en busca de una vida mejor. Eso es lo que esperaban Francisco Pinar Mellado y Francisca González Pires, un matrimonio de Cuevas del Almanzora que puso rumbo a Brasil en 1906 con sus tres hijas, una de ellas de solo cuatro años de edad. 

Esta familia dejó atrás la provincia de Almería y llegó a Santos, municipio del litoral de Sao Paulo, después de un largo viaje en barco por el Océano Atlántico. Los Pinar González se instalaron en una hacienda de cafetales, donde trabajaron muy duro durante una década, antes de marcharse a la capital santista, donde echaron raíces.

Francisca Pinar González, la niña que no había llegado ni a cumplir un lustro de vida cuando emprendió el viaje hacia las Américas con sus padres, creció en tierras brasileñas, se casó con Cayetano Campoy, un vendedor de lotería natural de La Línea de la Concepción (Cádiz), y tuvieron cinco hijos: Felicia, Antonio, Iracema, Francisca y Lolo. Con el paso del tiempo, empezaron a llegar los nietos, la segunda generación familiar nacida en Brasil. Tres de ellos viajan en breve hasta Cuevas del Almanzora para conocer su origen almeriense. 

"Estoy emocionado, son nuestras raíces y tenemos mucho amor por nuestros abuelos, que ya han fallecido", comenta Pascoal Roberto Veneroso, hijo de Francisca, que hará junto a sus hermanos Márcio y Marinilce, los más de 8.200 kilómetros que separan Sao Paulo del municipio del Levante almeriense desde el que sus bisabuelos partieron hace 116 años.   

Resulta curioso que Pascoal, funcionario de 68 años de edad, trabaja para la 'Dogana Brasiliana', la Agencia Tributaria de Brasil, estando su labor más concretamente en la Aduana del Puerto de Santos, uno de los más importantes de toda América y por el que sus antepasados entraron a Brasil hace más de un siglo con la mente puesta en un mejor porvenir para la familia, algo que costó mucho esfuerzo.

Primer viaje a Almería

No es la primera vez que Pascoal pisa España. Hizo turismo en Madrid, Toledo, Salamanca, Ávila y Cádiz, provincia natal de su abuelo, antes de comenzar la pandemia, en 2019. Ahora cumplirá su sueño de conocer Cuevas del Almanzora, donde estará junto a sus hermanos durante tres días, más otros tres que los Veneroso pasarán en la capital almeriense. "Es un viaje sentimental", en el que espera "encontrar a familiares que podamos tener todavía allí".

Gracias a Facebook, este funcionario brasileño con genes cuevanos ha ido comunicándose con vecinos de la localidad natal de su abuela para preguntar por los sitios que visitar, lugares en los que comer y, sobre todo, en busca de información de personas con las que pudiera compartir parentesco, centrándose en la pedanía de La Portilla. "Pienso que sí tenemos familia en La Portilla, voy a buscarlos", asegura.

Por sus venas corre sangre gaditana y almeriense. Y la sangre tira mucho. Tanto que es seguidor del Cádiz Club de Fútbol y de la Unión Deportiva Almería, siendo ambos equipos el vínculo que le conecta con las patria natural de sus abuelos, con La Línea y Cuevas de Almanzora, pueblo que recibirá a los Veneroso, descendientes de los Pinar González, con los brazos abiertos. 

Migración hispana hacia Brasil

Las migraciones entre España y Brasil ocupan un lugar importante en el proceso migratorio hispano hacia los diferentes países de América Latina. Desde finales del siglo XIX se han contabilizado más de 750.000 llegadas de inmigrantes españoles en territorio brasileño. Actualmente, se estima que podrían residir en Brasil más de 110.000 personas nacidas en España, siendo el quinto país extranjero donde mayor número de ciudadanos españoles hay.

Según las investigaciones históricas, cientos de españoles participaron en el poblamiento de algunas zonas del Brasil Colonial, especialmente del Sur, pero destacan sobre todo los cerca de tres cuartos de millón que entraron en el país sudamericano desde finales del siglo XIX hasta los años setenta del siglo XX, como fue el caso de los bisabuelos de los Veneroso y otros muchos almerienses.

Con tal cantidad de emigrantes llegados desde España, numerosas publicaciones calculan en 20.000.000 millones los descendientes de españoles que residen en este gigante iberoamericano, formando parte de esa destacable cifra Pascoal y sus hermanos, que estos días disfrutarán de la tierra de sus orígenes. 

Los que se quedaron por el camino

La madrugada del 5 de marzo de 1916, a consecuencia de una fuerte tempestad de viento y lluvia se hundió a menos de una milla y media de las costas de Brasil el buque Príncipe de Asturias cuando se dirigía al puerto argentino de Buenos Aires.

Más de una decena de almerienses perdían la vida en una de las mayores catástrofes marítimas del siglo pasado cuando se iban a hacer las Américas en busca de mejor fortuna. Murieron ahogadas 445 personas en total frente al litoral brasileño. Entre ese terrible censo de víctimas mortales figuraban catorce vecinos de la localidad almeriense de Albanchez, en cuyo cementerio se puso un monolito en su memoria.