Cada martes, un vehículo sale desde la localidad almeriense de Almócita para hacer su ruta de recogida en varios negocios hosteleros. Hacen parada en Canjáyar, en el Restaurante Esencia de La Alpujarra, en la cueva-bar de Pepe Rey (Benahadux) y en los más que conocidos Kiosco Luis Marín, Churrería El Sevillano y la de la Bola Azul, en la capital. En todos esos lugares recogen los posos del café, un residuo que siempre acaba en la basura, pero los almociteños le dan una segunda vida y lo han convertido en una oportunidad para ayudar al planeta.
"El poso de café tiene nitrógeno, es muy valioso si se le da una segunda oportunidad en la pila de compostaje, solamente hay que añadirle carbono. Tenemos dos pilas de compost, donde hay restos de podas y brozas de la huerta, cenizas, desperdicios orgánicos, cartón crudo y gallinaza (excremento o estiércol de las gallinas o de los pollos. Ahí le voy echando los posos del café y todo se va compostando", detalla Paco García, que explica que posteriormente ese compost se usa en los huertos del municipio alpujarreño y se convierten en sumideros naturales de dióxido de carbono (CO2), "algo que es muy importante para el medio ambiente".
Cuando empezaron esta iniciativa desde Trotamundos Animado, asociación de carácter socioambiental, recogían cada semana poco más de diez kilos de posos de café. Ahora vuelven cada martes a Almócita con una media de 55. El compost resultante lo pone a disposición de todas aquellas personas del pueblo que quieran usarlo, ofertándolo en la aplicación desde la que se gestiona la moneda social de Almócita.
Han acumulado desde la puesta en marcha de la idea un total de 428. Casi media tonelada de un residuo que "no conduce a nada tirarlo a un contenedor", asegura Paco, más conocido como 'Trotahuertos', que hace hincapié en que "frenar el cambio climático se puede abordar de forma local, con pequeñas acciones como esta o usar una bolsa de tela en vez de una de plástico, por ejemplo".
Reducir, reutilizar y reciclar son tres palabras que están muy presentes en este rincón de la Alpujarra almeriense desde el que sus vecinos demuestran día tras día, con este tipo de acciones, que otro mundo es posible. Mucho más respetuoso con la naturaleza sin necesidad de hacer cosas extraordinarias en la rutina diaria. De hecho, el propio Ayuntamiento de Almócita es un gran ejemplo de implicación con la sostenibilidad, destacando la normativa que ha entrado en vigor recientemente en el pueblo de restringir el acceso de los vehículos de motor en el núcleo urbano.
En este sentido, Paco García quiere ir un paso más allá. Seguirá recogiendo los posos de café, pero en cuanto el tiempo acompañe en su asociación desean hacer la ruta de los martes en bicicleta y carromato, medio de transporte saludable y sostenible con el que esperan llegar a más restaurantes, bares o cafeterías a las que poder regalar una pegatina con este mensaje: este establecimiento colabora contra el cambio climático.
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