Lubrín se inunda en panes en honor a San Sebastián

"¡Viva San Sebastián!", así han vitoreado al Santo este mediodía los lubrinenses, entre miles de roscos de pan que han volado sobre sus cabezas. Tras tres años sin poder celebrar los festejos más importantes de este municipio del Levante, primero por las lluvias y después por la crisis sanitaria, los devotos de esta celebración lo han dado todo este 20 de enero.

Los allí presentes conocían de primera mano los acontecimientos que se iban a llevar cabo en el pueblo, por este motivo iban ataviados con su cuerda o guita pertinente para llenarla de roscos, su pañuelo rojo colgado del cuello y mucha energía, para ser el que más salta y conseguir el máximo número de roscos .

Hasta Lubrín se han acercado desde todos los puntos de España, para vivir esta experiencia inolvidable. En las calles se podía oir a gente llegada de Barcelona, Madrid o diferentes puntos de Almería, eso sí, aparcar en este día se puede tornar una tarea difícil, pero todo merece la pena para vivir esta tradición lubrinense. La jornada de Festejos comenzó a las 12 del medio día con la celebración de la Santa misa en honor a San Sebastián.

Justo a las una menos cuarto los primeros estallidos de pólvora de los cohetes anunciaban el gran momento: la salida de San Sebastián por la estrecha calle Iglesia, para ser envuelto en una lluvia incesante de roscos de pan.  Una procesión que no deja indiferente a nadie que la ve, con esa peculiar pelea callejera por conseguir ser el que más panes se lleva a casa en la que todo vale, empujar lanzarse al suelo y vocear "lánzame uno".

Un recorrido en el que los presentes a la par que se llenan de ristras de roscos hacen parar al santo para verle bailar y vitorearle, "¡Ese Sebas. ese Sebas, eh , eh!".  Y ahí justo cuando parece que todo ha concluido y el Santo vuelve a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, no acaba la fiesta.

Toda una verbena espera a los allí presentes en la plaza de San Sebastián. Habas, empanadillas, tortillas, tocino… estos eran los manjares que adornaban las mesas de las diferentes peñas y grupos que disfrutaban de recuperar esta tradición. Todo ello acompañado, como no podía ser de otra forma de docenas de roscos de pan recién caídos del cielo y un buen vino del país, con escenario y música pertienentes, todo un deleite que ha vuelto este 2023 con más ganas que nunca.