Han pasado cuatro años desde que se pararon los motores de la mexicana Cemex en Gádor y que se redactó un paliativo plan de reindustralización, pero todo sigue igual en el paraje Araoz: silencio y desolación. Todas las promesas de invertir en la zona y generar cientos de empleos para neutralizar el cierre de la cementera han quedado en papel mojado.
El plan anunciado por el entonces secretario de Estado de Industria, Raúl Blanco, contemplaba la inversión en la comarca del Andarax de 116 millones de euros y la generación de 400 empleos, superando con creces los más de cien empleos perdidos con el cierre de la cementera azteca.
No hay visos del parque solar promovido por la constructora madrileña Avintia en los terrenos de Cemex, a pesar de que la empresa viene batallando en la Consejería de Medio Ambiente para obtener la autorización, pero los trámites se eternizan desde entonces.
Mientras tanto, el Ayuntamiento naranjero, que dejó de ingresar más de 600.000 euros anuales del Impuesto de Actividades Económicas más toda la actividad indirecta de la fábrica, no ha encontrado ninguna alternativa que lo neutralice. La inversión en este parque superaba los 40 millones de euros.
Tampoco se sabe nada de los demás parques fotovoltaicos planteados, ni de la planta de tratamiento de residuos para la valorización de plásticos y biomasa, ni de la planta de mármol travertino prometida. Tan solo ha prosperado uno de los parques solares que tuvo que ser desplazado a Benahadux porque en el emplazamiento inicial gadorense aparecieron unos caracoles chupaeros protegidos que impedían su construcción. La única actividad que se mantiene en el entorno de la cementera es una planta de hormigón y una cantera de áridos, además de un silo en el Puerto de Almería que dan empleo a media docena de trabajadores.
A pesar de su espantada de hace cuatro años con el ERE extintivo que se aplicó, recolocando y prejubilando a la mayor parte de la plantilla, Cemex no ha desmantelado su fábrica de Gádor y apuntan fuentes cercanas a la firma que no ha renunciado del todo a reabrir la factoría, puesto que sigue cobrando los derechos de emisión, como ha hecho en su planta de Lloseta (Mallorca).
Mientras tanto, Gádor se despierta cada mañana engañada por las distintas administraciones que firmaron el plan de reindustrialización hace ya cuatro años.
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