El ‘Todo Almería’ acude a la llamada de Macenas

La gran Macenas, ese promontorio celestial que lleva desde los años 80 intentando romper aguas, lo acaba de empezar a hacer por todo lo alto. La familia Cosentino, nuevos amos desde hace un año, a través de un fondo patrimonial, de ese paraje salvaje de la costa berberisca, ha cumplido con los plazos y ya es una realidad el nuevo Club Social de la macrourbanización que fue estrenado con esplendor y con la  asistencia de más de 200 invitados- empresarios, políticos provinciales y locales, medios de comunicación, profesionales y residentes- de 'blanco Mojácar'. Allí estaban como anfitriones, en primer lugar -los hermanos Eduardo, Paco y Pepe- Alvaro de la Haza, como director de la plataforma de inversión, Antonio Sánchez, responsable ejecutivo del resort, Rafael de la Hoz, arquitecto y autor del Plan Director y Santiago Alfonso, como director de comunicación y márketing de la multinacional almeriense; allí estaba también el nuevo alcalde de Mojácar, Francisco García Cerdá, agradecido por la inversión de 200 millones que lleva consigo la creación de 300 empleos y el renacimiento de Macenas, ese promontorio desde el que divisa el mar latino, la vieja torre vigía del Perulico, la playa del Sombrerico y ese meandro del Manacá donde un día de 1972 Orson Welles rodó escenas de forajidos en La Isla del Tesoro.

El nuevo Club Social, primer hito para desencallar a Macenas del limbo en el que se encontraba, se compone de un espacio formidable compuesto de un restaurante, piscina de diseño en forma de L, zona de descanso, centro deportivo, tienda y centro de estética. El resort pone también a disposición de sus visitantes una clínica médica y una tienda de artesanía, así como el restaurante mediterráneo Arcilla, regentado por el histórico chiringuito Kon Tiki, y el beach bar Lacala.

Entre los planes de futuro del resort destacan también un centro integral de servicios para los residentes, la recuperación del campo de golf de 18 hoyos regado con una futura depuradora de aguas residuales y la construcción de cerca de al menos 400 viviendas, además de las 300 que ya hay habitadas desde hace más de una década, hasta que la urbanización, promovida por el grupo catalán Med Group,  entró en concurso  en la crisis de 2008 y pasó el Sareb, de donde la rescató Cosentino.

El proyecto lleva consigo la construcción de un hotel de lujo para 2026 y la ampliación de la capacidad eléctrica del sector. Está pendiente también la construcción de la segunda fase de la variante que pueda descongestionar el tráfico de la costa en temporada alta.