La Alhambra es la gran joya patrimonial de Granada. Fortaleza y recinto de hermosos palacios de la época nazarí, es el monumento más visitado de España, abriendo sus puertas cada semana a miles de personas llegadas desde diferentes partes del mundo que caminan por sus preciosas salas y jardines, enamorándose paso a paso de cada rincón de este monumento Patrimonio de la Humanidad, ubicado en la colina más alta de la ciudad, que alberga visibles vestigios relacionados con la provincia de Almería.
Ya desde su construcción y ampliación, durante los siglos XIII y XIV, pasando de zona militar a residencia real, gran parte de su solería, columnas y capiteles se hicieron con mármol sacado de canteras de lugares como Macael además de zonas granadinas, más cercanas, como Sierra Elvira o Alfacar. Esta es la huella almeriense más notable en este conjunto monumental en el que la piedra de las entrañas de Los Filabres supone una aportación de incalculable valor a la majestuosidad de la Alhambra desde hace 700 años.
Patio de los Leones
A lo largo del año 2012 se llevaron a cabo labores de restauración en uno de los palacios más populares y fotografiados de la Alhambra, el de los Leones. Una histórica rehabilitación en la que Almería volvía a ser protagonista. De nuevo se usó mármol blanco de Macael para ensolar el patio en el que se encuentra la famosa fuente cuya réplica se encuentra en la Plaza de la Constitución del municipio macaelero.
Unas 250 losas, que oscilaban entre los 50 y los casi 400 kilogramos, fueron suministradas por Cosentino para pavimentar un Patio de los Leones que recuperaba, siglos después, su imagen primitiva en la que piedra almeriense cubría todo el suelo desde el que se camina a las salas de los Mocárabes, de Abencerrajes, de los Reyes y a la de las Dos Hermanas.
Referencias al escritor Villaespesa
Sobre la Alhambra y su belleza se han escrito canciones y poemas, de historias de amores imposibles en sus vivos jardines. Ha sido el escenario perfecto para directores de cine y músicos, también una musa perfecta para los pintores que buscaron el mejor mirador del Albaicín para montar su caballete. En definitiva, el ‘Castillo Rojo’, ha sido desde tiempos inmemoriales fuente de inspiración para reconocidos artistas.
Pero de las innumerables personas que han dedicado un verso, una melodía o una pintura a la Alhambra, sólo dos tienen el privilegio de ver su nombre esculpido en algún rincón del monumento. Uno de ellos es el neoyorquino Washington Irving (1783-1859), autor de ‘Cuentos de la Alhambra’, cuya escultura en su honor se encuentra en el bosque de la Cuesta Gomérez, y otro Francisco Villaespesa (1877-1936), poeta y dramaturgo almeriense, que estudió derecho en Granada.
En la Alhambra hay dos puntos dedicados al escritor de Laujar de Andarax. En una placa que hay a la derecha nada más pasar la Puerta de las Granadas, la más popular de entrada al recinto, se puede leer un escrito que el laujareño dedica a Mohammed ibn Yusuf ben Nasr, más conocido como Alhamar, fundador de la Alhambra. Es la primera referencia almeriense que se encuentra al acceder al conjunto monumental granadino por esa histórica entrada, pero no es la única. En el Jardín de los Adarves hay otra placa desde 1977 en homenaje al centenario del nacimiento de Villaespesa.
Uvas de Bayárcal junto al Generalife
Rodeando el Generalife están los huertos del monumento. Cada año se recolectan de sus cosechas cerca de 3.000 kilos que se distribuyen entre diferentes organizaciones y entidades solidarias. Allí se cultivan variedades de uva como ‘sorá’ o ‘quina’, especies autóctonas del municipio almeriense de Bayárcal.
En 2019 se donaron una treintena de plantones de parra para recuperar estas uvas de la Alpujarra de Almería que se cultivaban en la época nazarí frente a las murallas de un recinto monumental por cuyas salas también se escucha aún el inagotable eco de la guitarra flamenca de Tomatito, que dejó también en diferentes actuaciones una huella almeriense imborrable en la Alhambra de Granada.
Manos almerienses que miman la Alhambra
El taller de cantería es uno de los más importantes de los talleres de oficios que trabajan en este monumento que fue declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1984. Los miembros de dicho taller se encargan de cuidar y restaurar toda la artesanía de las salas y palacios, todo lo relacionado con la piedra en el recinto. Desde 2008 forma parte del equipo de cantería la almeriense Susana Biosca.
“Me siento muy orgullosa de poder intervenir en lugares con tanto valor histórico y artístico como la Sala de Abencerrajes, la de Dos Hermanas o el Patio de los Leones, entre muchos otros. Hasta que no estás aquí no sabes la responsabilidad que tienes en tus manos al trabajar con piezas tan antiguas. Además, me encanta ver que muchos de los materiales que hay aquí son de mi tierra”, comenta la marmolista que participó en el 2012 en la histórica restauración del Patio de los Leones, lugar que desde que tiene la solería de mármol blanco de Macael “es más almeriense”.
Tras estudiar en la Escuela de Arte de Almería se marchó a Fines para especializarse como marmolista en la Escuela del Mármol de Andalucía, en la que estuvo dos años y en la que aprovechó una beca para seguir sus estudios y hacer prácticas en Florencia y en la que es considerada como una de las cunas mundiales del mármol, la ciudad italiana de Carrara.
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