No levanta más de tres palmos del suelo, de color verdoso que no llama especialmente la atención, una pequeña planta que pasa desapercibida fácilmente, pero que contra todo pronóstico, "es una planta muy singular, muy específica y muy rara", así la calificó el experto y biólogo Miguel Carlos García, que recuerda cómo cuando se la enseña a su hija de tres años la califica como "una plantucha muy feucha", bromeó.
Esta peculiar especie se encuentra en zonas muy específicas y cuenta con muy pocos ejemplares. Se pueden encontrar en las Salinas de San Juan de los Terreros y otras pocas en el Salar del Pozo del Esparto. Conocida como el Garbancillo y con un nombre mucho menos atractivo en términos científicos, "Halocnemum strobilaceum", tiene una forma que la hace reconocible, con pequeñas bolitas que conforman su tallo en forma de garbanzos.
Esta planta es un “salao” adaptado a ambientes hipersalinos y con una ecología muy especial lo cual la hace muy vulnerable. Está avocada a extinguirse en Andalucía si no se pone remedio mediante un programa de conservación serio y efectivo.
Una planta que ha estado desamparada por las administraciones y que gracias a la labor de concienciación y medioambiental de la Asociación que bautiza con su propio nombre 'El Garbancillo' ha conseguido ser más visible y ocupar un lugar más relevante para preservar su futuro. Miguel Carlos García es el responsable de la asociación de El Garbancillo y uno de sus principales motores reconoce, es "poner en valor los tesoros naturales que alberga el Levante
Almeriense, llevamos a cabo proyectos y actividades de educación
ambiental y turismo sostenible, en especial, en las Salinas de San
Juan de los Terreros".
Y es que, estás Salinas están consideradas las primeras de la franja costera
oriental Andaluza. Conformadas por una serie de depósitos o balsas
para la concentración y cristalización de la sal común. En épocas
pasada su producción abasteció del preciado mineral comestible para
la salazón de pescado de la almadraba de Terreros y para el consumo
en general hasta su abandono en 1.974 por lo que se trata de un
espacio re-naturalizado de alto valor etnográfico.
Algunas de sus principales amenazas al igual que ocurre con otros tesoros naturales, es la huella humana. "Podríamos decir que somos la especie más invasora y destructora de la naturaleza", bromeó García. Y es que el auge del turismo y de la construcción urbanística ha modificado considerablemente le terreno donde se distribuían estas salinas que van desde Terreros hasta Villaricos.
Las Salinas se han convertido en el centro de la pedanía costera sin edificar, y están divididas en dos, diferenciando unas a Levante y Poniente del tramo final de la Rambla de los Pérez. Y aunque la mayor parte de los terrenos donde se asientan son de titularidad
pública aunque algunas parcelas (vitales para su conservación) son
privadas con carácter residencial u hotelero, otras son zonas verdes
y equipamientos públicos.
Este lugar tiene un alto
interés faunístico para las aves limícolas que descansan y
nidifican en sus aguas y presentan una joya botánica, un endemismo
mediterráneo catalogado en peligro crítico de extinción y única
población viable en toda Andalucía de ese conocido como "Garbancillo".
Por este motivo el afán de la asociación de El Garbancillo "es tratar de persuadir a la administración local para
interesarse en declarar las Salinas de Terreros como Reserva Natural
Concertada, figura de protección de la Junta de Andalucía que
incluiría a este espacio dentro de la Red Natura 2000, en la que se
preservan determinados terrenos de interés ecológico mediante un
convenio de colaboración entre La Consejería de Medio Ambiente, el
Ayuntamiento y los propietarios de los terrenos a proteger", además desde la organización, "llevamos casi cuatro años realizando actividades, sobre todo con estudiantes, para que la conozcan y valoren", explicó el responsable.
La inclusión
posibilitaría la protección del hábitat del Garbancillo y la
participación pública en un entorno protegido mediante la
realización de actividades sostenibles, fruto del interés por
conservar el patrimonio natural y etnográfico que poseen las Salinas
además del alto valor ecológico y didáctico.
Además, serviría para realizar actividades de turismo activo y la
concienciación ambiental, más aún si se persigue la construcción
de un Centro de Interpretación de la sal, la barrilla y el esparto y
un Aula de la Naturaleza para proteger el Garbancillo como especie
única en Andalucía y emblemática de Pulpí.
La protección de
las Salinas de Terreros y Villaricos, beneficiaría al municipio en todos los aspectos según enumeró el responsable: "ambiental, turístico, histórico, social que unido al resto de
espacios naturales protegidos que poseemos, como los Monumentos
Naturales de la Geoda y la mina Rica, la Isla de Terreros y la Isla
Negra, las zonas de especial protección del Levante Almeriense, con
los fondos marinos de Posidonia oceánica, convertiría a Pulpí, en
uno de los pueblos con más oferta turística ambiental de la
provincia".
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