Cerco al cazador furtivo

Cerco al cazador furtivo

Javier Pajarón
22:56 • 28 abr. 2012
El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) encontró a principios de abril en un cortijo de Macael las cabezas de siete cabras montesas y ciervos y doce jamones de jabalí, todas ellas piezas de colección para cazadores furtivos. El caso se saldó con la detención del cuidador de la finca por un delito relativo a la protección de la flora y la fauna, pero es también la muestra de una práctica relativamente frecuente en los montes almerienses e intensamente perseguida por los agentes.

El Seprona tramitó el año pasado, según datos oficiales de la Comandancia de Almería, 360 denuncias ante distintos tipos de furtivismo y en 2012 roza ya el medio centenar. Las operaciones se centran generalmente en las zonas de sierra, en montes donde, como explica la Guardia Civil, “se encuentran las piezas mayores que son el verdadero objetivo de los cazadores furtivos”. “En Almería las cifras no son muy elevadas en comparación a otras provincias andaluzas, pero sí se detectan casos en zonas de caza mayor”, explica un responsable del Seprona. “Los cazadores buscan casi siempre animales grandes por sus astas, como un trofeo”.

La unidad cuenta con equipos en Chirivel, Garrucha, Albox, Cabo de Gata, Adra y Gádor, además de un grupo urbano (especialmente para el control de residuos) y una oficina técnica instalada en la propia Comandancia de Almería. Se vigilan los cotos por la posible entrada de ‘intrusos’, aunque “suelen estar muy controlados”.

Los especialistas del Seprona advierten que el peligro más importante es “el uso de métodos no selectivos como cebos envenenados o cepos” porque, además de ser ilegales como medio para conseguir las capturas, no distinguen entre piezas y pueden dañar a especies protegidas.

Cepos y ballestas
La variedad de irregularidades entre los ‘trucos’ de los furtivos es amplísima. Los más habituales son los cepos, los lazos y los cebos envenenados. Los jabalíes, por ejemplo, son atraídos con pequeños charcos de barro regados con carburantes, a cuyo olor son atraídos justo en el momento de ser ajusticiados. En los últimos meses, los agentes ha decomisado cepos, ballestas, arcos y jaulas de distinto tamaño.

El Seprona insiste en la necesidad de cumplir la normativa sobre caza y recuerda que Almería cuenta con una riqueza de fauna y flora privilegiada con ecosistemas costeros, Cabo de Gata, Sierra Nevada, La Alpujarra y Sierra Alhamilla, todos ellos espacios vitales de muchas especies amenazadas hoy por el furtivismo.






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