Hasta en mula o en burro si la situación lo requiere. Nada es un impedimento
para que miles de libros donados en Almería y otros productos lleguen a su destino; en
este caso una zona rural de Honduras. Es la llamativa imagen, la del
animal transportando parte de la última donación del Banco de
Libros de Tíjola, con la que la asociación del Valle del Almanzora
ha comunicado la llegada de su última acción a tierras hondureñas.
Para que parte de
esos materiales donados hayan recorrido en burra (entre otros medios)
esos caminos de Guajiquiro de la Paz fue indispensable, una vez más,
la solidaridad del Banco de Libros tijoleño así como de las muchas
personas y empresas que colaboran con la misma, como es el caso de
Cosentino. De hecho, en el último contenedor enviado a finales del
pasado mes de enero se encontraban, entre otros productos, casi 1.000
libros donados por la editorial almeriense Círculo Rojo.
“Quién
nos iba a decir que íbamos a enviar dieciséis contenedores con cientos de
miles de libros y otros valiosos materiales cuando al principio
enviábamos coches con libros a Granada porque para nosotros era
inviable el envío de un contenedor”, reflexionaba días atrás el
fundador de esta asociación, Eugenio García.
El
contenedor que partió rumbo a Honduras el pasado mes es, efectivamente, el número
dieciséis de los enviados por el Banco de Libros desde que en
septiembre de 2017 comenzó con este tipo de acciones solidarias y ya
están trabajando para “llegar al contenedor número veinte durante
este año 2024”, confía el fundador.
Para asegurar que
los libros y otros productos básicos llegan a quienes más lo
necesitan, la asociación organiza además diferentes acciones a lo
largo del año como es el Reto Ciclista, en el que varios vecinos
pedalean durante cientos de kilómetros que previamente venden a
quienes deseen adquirirlos, entre otras actividades.
Dentro del último
contenedor enviado y que acaba de llegar a Honduras no sólo se
encontraban las donaciones solidarias de sus voluntarios y de
empresas como Círculo Rojo. Asociaciones de otros puntos de la
provincia, como fue el caso de la asociación de mayores de Benahadux
mediante una campaña de donación de juguetes (recolectaron nada
menos que 800), también ha sido clave para llenar con toneladas de
solidaridad el último envío.
Una labor, la del
Banco de Libros, que cuenta también con la colaboración de
instituciones públicas como es el caso del Ayuntamiento tijoleño y
que sigue superando récords solidarios desde que allá por 2015 su
impulsor, Eugenio García, consideró darle un fin solidario a
aquellos libros que ya habían sido disfrutados en su tierra. Desde
entonces, este acta iniciativa solidaria no ha hecho más que crecer.
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